𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐯𝐞.

435 38 20
                                    

𝒚 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒊𝒆𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒖𝒂́𝒍 𝒆𝒔 𝒎𝒊 𝒑𝒂𝒑𝒆𝒍

𝐋𝐀𝐍𝐀

Despertarme en sus brazos fue encontrarme con muchas sensaciones que no podía procesar, la agonía de sentirme en mi casa me hacía entender que no importará cuanto tiempo pasará entre nosotros siempre había una chispa que no se apagaba.

Enzo seguía abrazado a mi cintura, jamás lo había visto tan tranquilo. La noche de anoche terminó como pensaba y ahora por más ropa que había de por medio; yo lo sentía más cerca que nunca.

—Lana...—Había estado sumergida en ver como Enzo dormía plácidamente que no me di cuenta de que Nicolás había vuelto y cuando abrió la puerta sin preguntar no sabía a dónde meterme— ¿Qué hace este acá?—Dejando de vernos, pero todavía parado en el marco de la puerta, Nicolás frunció el ceño y yo apreté los labios haciendo que Enzo me suelte.

—Che... déjame abrazarte—Enzo se rió apenas mientras abría los ojos y cuando se dio cuenta que estaba mirando a Nicolás se sentó de un golpe—Amigo...

—Amigos los huevos, ¿qué haces acá? Solana, vos tenés novio ¿me están tomando el pelo?

Estaba patidifusa, no sabía que decir. El hombre que me dio una mano desde los 21 años estaba decepcionado de mí, pero cuando sentí la mano de Enzo en mi hombro me di cuenta de que mi mundo se derrumbaba por completo cuando se trataba de él.

Mis ojos se llenaron de lágrimas y apreté los labios intentando que la voz no me juegue en contra—Nico...

—Corazón, mil veces hablamos de esto. No entiendo qué es lo que esta pasando, pero te puedo ayudar—Enzo se puso de pie intentando que Nicolás no se acerqué más y frunció el ceño.

—Ota...

—Cerra el orto, Enzo, que no te puedo ni ver—El tono de voz era determinante, no lo iba a amancillar a piñas, pero si decía algo más probablemente lo iba a sacar a patadas de la casa.

—No quiero que me ayudes, Nico... yo lo amo, toda mi vida lo amé y no hay nada que pueda cambiar—Nicolás dio un suspiró y apretó los labios mirando a Enzo.

—No soy nadie para decirte que hacer, pero no me pidas que te apoye—Un nudo se me clavó en la garganta y sin decir nada asentí—, y que quede claro que no me gustas Enzo, me decepcionaste mucho y si me entero de que te mandaste una sola cagada, te parto la jeta.

—Entiendo que no me quieras, pero no sos nadie para amenazarme. Si ella me eligió, no es mambo tuyo Nico.

— ¿Perdón?—La cercanía entre Enzo y Nico se iba acortando, y por mucho que quiera a Enzo pongo las manos en el fuego de que Nicolás le puede partir la cara si quiere.

—Bueno, ya está... vamos—Con el corazón galopante me planté en medio de los dos y empujé a Enzo a un costado. Lo último que buscaba es que le dejen rota la otra pierna.

—No lo quiero acá, te aviso.

Me habló directamente, tenía los ojos bien abiertos y cuando lo vi dar dos pasos para atrás me di cuenta de que Nicolás se había plantado frente a mí de la misma manera en la que Lautaro lo ha hecho antes. Y la historia se volvía a repetir; la persona que me daba el ultimátum cambiaba, pero él seguía siendo él.

—No te preocupes que se va conmigo—A mis espaldas Enzo le hizo frente y yo chasqueé con la lengua.

—Enzo...

No quería seguir con el quilombo y tampoco sabía si quería irme con él, pero Enzo ya nos había mandado al muere.

— ¿Qué, preferís quedarte acá?—Lo vi alzar las cejas y suspiré mirando a Nicolás. Me iba a tener que ir con Enzo si Nico no dejaba que se quedé conmigo.

SATURNO // TERMINADA (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora