𝐠𝐞𝐧𝐞𝐬𝐢𝐬.

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𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒆𝒔, 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒗𝒆, 𝒏𝒖𝒏𝒄𝒂 𝒔𝒂𝒃𝒆.

Parecía que estaba balanceándome entre la vida y la muerte. Lo que uno reconoce como un sueño fue lo más hermoso antes de mi despertar.

Otra vez me sentía en este mundo, viví el sueño más real que pude recordar. Me sentía en una nube cuando lo veía ahí y yo volvía a él. Se sentía como un viejo reencuentro, una y otra vez soñando con la perfección de un encuentro. La calidez de sus brazos me acobijaban, pero otra vez escuchaba los gritos.

— ¡Lana, Lana por favor!—Esa voz tan lejana que pedía de mí me trajo otra vez a los pies del cañón.

Nada de esto fue real. Esto no paso y tampoco creo que vuelva a suceder.

Supe que estaba despierta cuando mis extremidades se sintieron parte de mí, un espasmo me hizo moverme en la cama que se sentía cómoda. Al parecer había pasado mucho tiempo desde la última vez que me paré de acá porque apenas me siento viva. Se ve que pasee por acá y por el otro lado por un tiempo que desconozco. Y parece que muchos lloraron mi partida cuando se enteraron de que me había ido de este mundo.

— ¿Lautaro?—Mi boca se despegó y sentí la sed. Los ojos apenas podían ver y la ventana de un cielo celeste es lo único que vi frente a mí. Pensé que estaba soñando hasta que lo vi a mi hermano.

— ¿Solana, te despertaste?—Aquella voz la extrañaba tanto, los ojos de mi hermano brillaron cuando yo sonreí de lado guiñándole el ojo. No me podía mover, no podía hacer nada más que hablar, había pasado tanto tiempo entumecida que sabía lo que me iba costar volver a caminar.

—Obvio papá—Me quise hacer la graciosa y Lautaro llorando a moco tendido me abrazo haciendo que me quejé un poco por la postura—Lauti, me duele un toque la espalda ¿podes llamar al médico.

—Sí, sí ya voy. Te amo tanto estúpida de mierda—Mi hermano me dio un último beso en la frente y salió corriendo de la habitación dejándome sola conmigo misma. Mala decisión.

Miré a mi alrededor para entender en qué fecha estábamos, para mí había pasado tanto tiempo que no me podía encontrar en el tiempo y espacio. Fruncí el ceño intentando llegar a mirar la hora que era. Por lo visto había viajado hasta Milán.

—Señorita Martínez, un gusto conocerla—Un médico de bata entró a la habitación y yo sonreí ampliamente asintiendo.

—Un gusto, doctor—Intenté sentarme, pero él negó con la cabeza.

—Lo mejor será que permanezca en esta posición, usted estuvo dos semanas en coma inducido ¿cómo se encuentra?

—Bien... bien desorientada ¿qué pasó? ¿dos semanas?

—Por lo visto sí, dos semanas han pasado desde que apareció en un hospital de Madrid, España nos dejó traerla hasta aquí por pedido de su familia. Usted cayó en una sobredosis de Alplax—Realmente no me acordaba de nada de lo que él decía y por un momento miré mis manos intentando calmarme—Además... creo que con tu historial no es difícil saber que esto es una recaída, por el momento queremos saber cómo te sentís y comenzar el tratamiento para que vuelvas a sentir tu cuerpo. Volver de la muerte no es fácil

— ¿Cómo?

—Usted estuvo muerta 5 minutos a reloj, Solana. La pudimos salvar de milagro—Me había quedado callada pensando en lo que él me había dicho y lo escuché chasquear la lengua—La dejó que disfrute de volver con nosotros, su familia está esperándola.

Asentí y el doctor se fue dejándome con el ceño fruncido pensando en lo que había vivido. Me sentí muy mal por mi familia, ellos no se merecían esto, no merecían verme de esta manera tan deplorable. Cuando sentía que estaba a punto de llorar la puerta se abrió y lo primero que vi fueron esos hermosos ojos azules de mi sobrina que me hicieron emocionar.

SATURNO // TERMINADA (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora