𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞.

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𝒊𝒔𝒏'𝒕 𝒊𝒕 𝒔𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 𝒉𝒐𝒘 𝒑𝒆𝒐𝒑𝒍𝒆 𝒄𝒂𝒏 𝒄𝒉𝒂𝒏𝒈𝒆

𝐄𝐍𝐙𝐎'𝐒 𝐏𝐎𝐕

Era la primera vez en la semana que me despertaba con poco dolor, la pierna ya no la tenía tan hinchada como ayer a la noche. Después de intentar tomar la medida de clonazepam que me habían recetado, por primera vez podía decir que descansé bien. Mi relajo no duro mucho porque cuando abrí los ojos me encontré con lo peor que me podía pasar.

Uno pensaría que yo estaría encantado de que ella estuviera todavía conmigo, hubiera sacrificado siete gatos negros por tenerla en mis brazos una noche más, pero este no era el caso. No podía verla con los mismos ojos, y me molestaba conmigo mismo pensando que jamás iba a recuperar ese lado mío que la amo con locura.

Tragué saliva sintiendo la boca pastosa y los ojos pesados. Cuando la vi moverse algo cayó de la tira de su corpiño. Jamás la volvería a tocar, nunca lo hubiera hecho si no hubiera visto eso caer, así que con cuidado de no despertarla metí mi mano en su pecho y saqué algo que me decepcionó mucho.

—No me toques, enfermo—La vi arrugar la nariz dándome un manotazo y suspiré negando con la cabeza. Yo no era su superhéroe, ni su familia. Por mí que siguiera haciendo lo que hacía. Volví a dejar la pastilla de donde la saqué y me metí a bañar. Tenía que sacarme el olor a ella del cuerpo.

Cuando bajé, por alguna extraña razón de la vida que yo desconozco, la cocina y el resto de la casa estaba impecable.

—Buen día, perro—Le dije sonriente a Nicolás cuando entré a la cocina y lo vi sentado tomando mate. Apenas me miró sonriendo, pero como que fue una mueca que me dejó pensando ¿y a esté que le pico?— ¿Todo bien?

—No... bah... no es que esté mal, pero ¿cómo la viste a Solana vos?

Yo no quería ponerme nervioso, pero el estómago me empezó a temblar. Ahora que mierda digo.

—No sé... no la vi ¿por?—Lo vi mirarme con esos ojos reprochadores. Sí sabe que estuve con ella anoche.

—No te hagas el pelotudo, no durmió en mi cuarto. No estaba en el baño con Chester cuando lo solté hoy a la mañana, la única habitación que estaba abierta era la tuya Enzo—Le dio un trago al mate y yo apreté los labios tragando saliva para tomar valor.

—No paso nada.

—No me tenes que dar ninguna explicación, solo quiero saber si está enojada conmigo

—No, no está enojada. Igual estaba en pedo anoche, así que tendrías que esperar que se despierte.

El celular en el bolsillo me vibró y lo saqué; ella me había escrito. Precisamente hace casi dos semanas que no sé nada de Serena, tenía unos flashes medios raros y ahora me preguntaba si había vuelto a Argentina.

—Hoy iba a hacer asado para los pibes, pero con esto de que Solana volvió prefiero que no vengan, ¿querés invitar a tu familia?—Alcé la mirada del celular y asentí sonriendo de lado.

—Estaría, así veo a Oli que hace como dos días que no la veo.

Mi amigo asintió y salió afuera para prender el fuego mientras yo volvía a preparar mate.

Seguía sintiendo ese tirón de culpa en el medio del estómago que no se iba con nada, había comido galletitas con paté, probé con tomar agua y hasta me tomé la medicación para el tobillo, pero nada me sacaba esa culpa ahuecándome el estómago por no haberle quitado la pastilla cuando estaba durmiendo. Me seguían aquellos pensamientos intrusivos que me guiaban a pensar que ella podría estar muriendo en la planta alta de la casa.

SATURNO // TERMINADA (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora