Natasha no pregunto más sobre nuestra pelea, se encargó de coser la herida de la cabeza de Wanda y luego sanar las mías, estoy llena de pequeñas vendas que simulan ser una curita. Luego de un baño, dejó a Wanda en su habitación y yo me quede aquí, en la cocina junto con ella.
—No quiero preguntar, pero... necesito saber ¿Qué paso? —llevo a mi boca una tostada y mastico con lentitud.
—Discutimos
—¿Por qué? Y no me digas que, por nada, porque le hice doce puntos en la herida de su cabeza
—Wanda se pone muy violenta para hablar, no me dio muchas opciones, era correr o volver a la cama con ella —hundo mi rostro en la taza de caliente y los ojos de Natasha me siguen con cada uno de los movimientos
—¿Y porque no volviste a la cama con ella? —su pregunta suena coherente, ¿Por qué no volví?
—¡Tenía un maldito cuchillo en su mano! —susurre perdiendo la cordura por completo y señalando la puerta de su habitación, Nat cierra los ojos y respira profundamente. —Solo... no lo pensé, tome la piedra y la golpee, antes ella que yo
—Ella no te hubiera lastimado, solo lo hacía para asustarte —elevo mi ceja
—Bueno, no lo parecía, estaba muy decidida a perforarme con el cuchillo
—¿Por qué no escapaste cuando la golpeaste? —hace preguntas tan tontas que el dolor de cabeza vuelve a hacerse presente y quisiera estar en casa, en mi cama durmiendo, pero no, estoy secuestrada.
—Lo hice, lo intenté...
—Pero te atrapo —susurra en medio de su descubrimiento
—Y luego de golpearla, intento ahorcarme, la empuje y firmamos un pacto de paz, final feliz para todos, menos para mi —bromeo —que sigo en este maldito lugar —miro hacia el exterior, limpio con rapidez las lágrimas que han de aparecer en mi rostro —no pude dejarla cuando dijo que iba a dormir, pude —el nudo en mi garganta es cada vez más doloroso —pude haberme ido y escapar, pero la culpa y verla de esa forma, mi corazón no me lo permitió.
Natasha rodeo la mesa que separa nuestro cuerpos, deslizo la silla de mi lado y acuno mi rostro en su pecho. Por primera vez, estaba sintiendo algo humano, algo sincero y el calor de alguien que no era una persona mentalmente desnivelada. El corazón palpitante, lleno de vida y nervioso de Nat, golpea mi campo auditivo, cierro los ojos y aferro mis manos a su cintura, necesito más que un abrazo, quiero unirme a ella, quiero que me salve. Que me arranque de los brazos del monstruo.
Del monstruo que también me ablanda el corazón, quiero alejarme de sus ojos verdes, de sus labios, de su tacto tan íntimo y de la sensación de debilidad que me produce cada vez que me toca, quiero alejarme de sus besos, perpetuos, que terminan cada vez hundiéndome más en el delirio de su presencia y quiero dejar de pensar, solo dormir para no despertar.
—Estás muy cansada, Artemis —suspira —¿quieres que te lleve a la habitación?
—No, iré sola —asiente
—Bueno, me tomaré el tiempo para ir al mercado —acaricia mi espalda y desarma el abrazo tan gratificante, le observo tomar las llaves, el móvil y salir de la casa, no sin antes regalarme una última sonrisa.
Me levanto con mucho cuidado de la silla, a duras penas camino hacia la habitación, la puerta está entre abierta y el cuerpo de Wanda descansa con calidez sobre el colchón. Recuesto el mío a su lado, le observo dormir y me atrevo a deslizar mi mano derecha por su mejilla, piel cálida y suavecita.
Nunca me detuve a mirarle tan de cerca, los lunares remarcando con presencia cada punto exacto, las pecas tan delicadas e invisibles, sin ninguna cicatriz, sin nada que le perjudique, su belleza es perfecta, cada cosa esta perfectamente colocada. Quien haya sido la persona que le engendro, la hizo con ganas y se encargó de que salga perfecta. Bella y hermosa.
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Impura
Random+18 🌻Venus, una talentosa bailarina exótica, ha perfeccionado el arte de ocultar su vida nocturna tras una fachada de normalidad. Durante más de dos años, ha dominado el equilibrio entre sus estudios universitarios y su trabajo, generando ingresos...