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Una persona puede cometer un error, no es tan grave si alguien se entera, lo grave seria que encuentren el cuerpo y sepan que es verdad. Pero no es tan fácil llegar a ese paso, ella no le dijo a nadie que iba a estar conmigo... yo no le dije a nadie que iba a estar con ella; fue completamente natural.

Me deshice de su teléfono al instante que envié el mensaje el lunes por la mañana, entonces no hay errores, todo está perfectamente alineado para que lo que paso solo sea un grave error en mi vida y agradezco que ya no exista. No obstante, a veces siento como si respirara cerca de mí, no puedo quitarme el aroma a vainilla mezclado con sangre y debes en cuando tengo que volver a lavar mis manos. Golpearla en la cabeza fue un error, tendría que haber encontrado una forma de que no hablara, pero pensándolo ahora en frio; todas terminaban con ella muerta.

¡Le hice un favor! Si no la mataba yo, lo haría Natasha o Wanda, tendría que estar agradeciéndome por ser tan buena y solo haberla golpeado en la cabeza, por un momento pensé que seguía vivía, había pequeños espasmos en su cuerpo el corazón le latió hasta las tres y cuarenta de la mañana; luego ya no.

Sarah Sandy no tenia 22, tenía 32, le falto comentarme que tenía diez años más y que no estaba estudiando para ser maestra, es... no perdón, era un detective privado; eso me deja tranquila, no hay contacto con la policía directamente.

Se que sus intenciones eran buenas, pero no quería que llegará como un caballero a querer salvarme de mi propia miseria, yo elegí este camino y no quiero la ayuda de nadie para salir, fue mi elección; me gusta aquí.

Pero aquí ya está arruinado.

—Es increíble que pasen estas cosas en el pueblo —Agatha comenta mientras desliza su carrito por el super, me pidió que le acompañara y como las niñas están con Jules, me permití ser libre sin ellas. También necesitaba algunas cosas para la semana, la despensa se está vaciando...

—Si, es increíble —me detengo a mirar las latas de tomate, me gustan las que vienen con una pequeña pinza para abrir la lata y todo es mucho más fácil. Está marca no creo haberla probado...

—Era compañera tuya ¿verdad? —le doy una mirada y noto sus ojos puestos en los tomates también, toma dos latas de la marca más cara.

—Si, Sarah era mi... —respiro profundamente —mi ayudante de aula —capto la mirada de Agatha, sus ojos azules analizan todo mi rostro con una rapidez y vuelve a tomar el mando del carrito. —Es muy triste, era buena persona y quería mucho a los niños —decido llevar dos latas de las que no tienen ese cosito que me gusta, no se cómo se llama, pero simula ser un abridor... le sigo el paso por el pasillo y me aseguro de mirar bien por los estantes no quiero olvidarme nada.

—¿Quién puede ser tan enfermo para descuartizar un cuerpo? —elevo mis hombros y me detengo enfrente de los fideos, tomo cuatro paquetes de los espaguetis, mostachol y tirabuzón. —Francis me comento que encontraron sus brazos en el lago, una de sus piernas en...

—Agatha, dios por favor —pongo una expresión de asco y trato de despejar esos pensamientos de mi mente. ¿Habrá arroz en casa?

A las niñas no les gusta, a mí tampoco, pero a Wanda y Natasha si, debería llevar dos paquetes por si acaso.

—Se que la conocías, pero está muerta y no quiero ser mala, pero... —pone su mano en mi hombro y se acerca un poco más a mi cuerpo. —Se debe haber acostado con la persona equivocada y de ser así... es seguro una infidelidad

—Agatha

—No comiences con tu moralidad, solo digo y creo que puede ser así —se aleja de mi y vuelve a tomar su lugar enfrente del carro —no es la primera vez que pasa algo así en el pueblo —ahora entiendo porque no tiene sorpresa por el hecho, al contrario de todos los otros pueblerinos que estaban aterrados y encerrando a sus hijos a partir de las seis.

ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora