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*Wanda*

—¿Todos los días vas a levantarte con esa expresión, cariño? —mi madre no es precisamente una animadora para la alegría. No le doy una respuesta, solo me enfoco en el color oscuro del café.

—¡Recuerda que hoy no iré al trabajo! —la voz de mi hermana se hace presente, le observo entrar, tiene el cabello recogido y va muy bien vestida —tengo clases en la universidad —elevo mis cejas, contesta y no pregunte absolutamente nada. —Wanda tomará la clase de ritmo —asiento, es algo que hablamos ayer.

—No quiero molestar a tu hermana —hablan como si yo no estuviera aquí, Jules es mi hermana, no biológica y mi madre es quien me adopto a los 14 años. Jules me mira de inmediato y yo miro a mi madre.

—Si puedo hacerlo

—No quiero exponerte, ya tenemos suficiente —suspiro y toma la taza de café que aun no he terminado, la pone para lavar. Esto es un maldito infierno, estaba mejor en la cárcel y eso que es horrible.

—Mamá, voy a ir yo, estoy bien —Jules sonríe

—¡Ves! Todo solucionado, ya me voy —besa mi mejilla y luego la de nuestra madre. Ignoro la mirada azulada sobre mi rostro, toma las llaves del auto.

—Vamos —le sigo el paso, no han sido buenos días, me fue a buscar el lunes pasado a la comisaria cuando hicieron el traslado y la expresión de decepción que acunaba su rostro, fue destructor, nunca pensó que yo podría ser capaz de tanto. Me hizo mil preguntas, de porque... y ni hablar cuando salto la alerta en los noticieros de que yo, Wanda, había secuestrado a una joven, joven que aún no aparece. Enoc no pudo hacer nada por mí y la única opción que le quedo fue llamar a mi madre, fue un desastre, al menos me tranquiliza saber que Natasha está manejando Impura. Y ahora, ahora no puedo salir de esta estúpida y aburrida ciudad, vidas perfectas, sin un solo hueco de deformidad.

Abrir los ojos y escuchar la voz tan alegre de todas las familias, solo me produce un dolor de cabeza perpetuo.

Bougnainville, sigue siendo la misma basura de siempre.

—Cambia esa actitud, cariño —le miro —de verdad, no quiero que le pegues esas ondas depresivas a la gente que va feliz

—Esta bien —suspiro —intentaré ser más agradable

—Se que es difícil y se que no quieres estar aquí, pero lo mejor para ti, es quedarte conmigo el tiempo que sea necesario —se detiene en un semáforo —hay muchas personas, puedes hacerte amiga de alguna, ver esto como algo positivo

—¿Algo positivo?

—Si, Wanda, algo positivo —contesta molesta —se buena niña y compórtate con los valores que te di, no los que adquiriste después —estaciona el vehículo enfrente del salón.

Ya lo han abierto, mamá fue inteligente con esté espacio, la mayoría de la ciudad está metida en clases de yoga, rítmicas, meditación, etc. Da una serie de actividades y lo hubiera seguido yo, si no me hubiese gustado tanto la política para ser abogada.

Después... después hubo otras inclinaciones y me desvié, Impura y la belleza del mañana, no están tan alejados.

—Quítale el seguro a mi puerta —susurro, ella se aferra al volante y suspira

—Nadie de aquí sabe que eres tú, así que puedes hacer esto con total normalidad, como si no hubiera pasado nada ¿entiendes? —asiento

—Si, está bien

—Wanda

—¿Qué?

—Soy tu madre y no quiero me veas como una enemiga, no sé qué o porque hiciste tales cosas, pero librarte de esto no fue nada fácil y lo único que de verdad te pido, es que no hagas nada que te ponga en peligro de nuevo

ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora