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—Entonces, ahora ya sabes que son dos, es una lástima quería un niño

—¿Querías? —pregunto con sorpresa, Mark asiente y lleva a su boca la taza de café, me trajo a la única biblioteca que hay en la ciudad, puedes tomar un libro, sentarte y beber café.

—Estoy en esto, elegí nombres —comenta, sonrío y desvió mis ojos a los estantes. El lugar es gigante y aunque hay un enorme cartel que dice "guarde silencio" nadie se calla, es como estar en una feria publica de libros. Beben café de amontones y tratan de comer con rapidez las 400 páginas, el tiempo es relevante y en cada palabra pasa un minuto. —¿tu?

—Yo

—¿Tienes nombres? —elevo mis hombros, es un tema desinteresado, ninguna de las cincuenta páginas que visite en el internet me dieron una solución, es complicado y creo que esperar a su nacimiento es lo mejor. Desvío mi mirada, en la sección de historietas me encuentro con una mirada que reconozco.

—Mierda —susurro

—¿Qué paso? —Mark quita su mirada del libro

—Iré al baño —asiente, me levanto con cuidado de las banquetas, son horribles, no son ni un poco cómodas, ¿Cómo planean que la gente lea de esa forma? Rodeo los estantes, para que no note que me he levantado y la tomo de espaldas, con sus ojos en la revista, pero elevando cada dos segundo la mirada, hasta que nota que yo, ya no estoy donde debía estar. —¿Qué haces aquí? —se gira bruscamente y lleva su mano a su pecho, abre los ojos grande y el verde toma más intensidad.

—Veo las revistas —susurra, elevo mi ceja —es casualidad

—Si, claro, ¿y que leías? —desvía su mirada hacia la revista y me acerco para tomar su mentón, se paraliza —no lo mires

—Ehh

—Wanda

—Bien, bien —deja la revista en su lugar —pasaba por aquí y quise un café

—Aja

—Si, de verdad

—¿Y porque no estás tomando el café? —revolea sus ojos buscando alguna excusa viable, pero no tiene escapatoria, ya le atrapé y lo sabe. Finalmente suspira me mira, con ese verde brillante y alucinante.

—Quería ver que hacías —confiesa, asiento suavemente —y él no me gusta

—No te tiene que gustar

—No, no, no me gusta que esté cerca de ti, tiene mala vibra —suelto una risa

—¿Tu hablas de malas vibras? —pregunto burlona, blanquea sus ojos y vuelve a mirarle —ya, Wanda, vete a tu casa o al trabajo, donde sea que debes estar —me doy la vuelta para caminar con dirección a mi amigo, pero sus dedos largos y fríos me detienen. Su tacto es un árbol espinado, me duele, no de manera real, es una sacudida a mi cuerpo y mi estabilidad. Me giro para verle.

—¿En qué dijiste que trabaja?

—No dije que trabajara —comento confundida —esta postulado para ser el alcalde

—Oh, alcaldía, eso es... ¿política? —asiento

—Si, lo es, ¿Por qué? —hace una pequeña sonrisa de lado y niega.

—Por nada, por nada, ya me voy —se acerca a mí, sin soltar mi brazo y deposita un beso en mi mejilla —te veo luego Detka.

Muerdo mi labio, le observo caminar hacia la puerta de entrada, no sin antes retirar un café y luego darme una mirada a mí. ¿Qué diablos estás por hacer Wanda Queen?

ImpuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora