CAPÍTULO 5: MUÑECA

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TRIXIE

Nunca en mi vida me he levantado más feliz. Solo de abrir mis ojos ya sonrío como una tonta. Ruedo en mi cama hasta alcanzar mi teléfono, miro la hora y marca las ocho, es moderadamente temprano.

Me pregunto cuáles son las cápsulas finales del contrato, ni siquiera he conversado con mi padre y ayer en la noche note que no tengo el número de Zack.

Bostezando me paro de la cama y me meto a mi baño.

Coloco ‹‹Djadja›› y comienzo a cantarla, me despojo de mi pijama, muevo mi cuerpo al son de los acordes de la canción. Delineo mi silueta con mis manos, soy sexy lo se.

‹‹Pero no prendo a Zack. Ja››.

Pues, entonces debe ser un congelador. Mi querido guardaespaldas se va a arrepentir, esa es la segunda parte de mi plan, juro que lo voy a volver loco.

Bailo. Canto. Disfruto

Termino de ducharme, me coloco mi bata y la toalla en la cabeza. Ingreso a mi closet, enciendo las luces y me quedo pensando en que sería lo apropiado para ponerme. Salgo del cuarto y miro hacia la ventana, hay un precioso sol. Ya sé que ponerme.

Tomo un vestido rosado al cuerpo de tiras delgadas. Precioso. Y, lo acompaño con unos tenis blancos. Seco mi cabello, me hago una trenza y me maquillo, estoy perfectamente hermosa.

‹‹Soy una mujer empoderada, me amo. Soy Trixie Taylor y todo el mundo lo sabe››

Bajo las escaleras sonriendo y mi sonrisa se engancha al ver a Zack frente a mí con vaqueros, una camisa negra y zapatos cómodos. Se ve guapo. Como un jodido ángel caigo del cielo y bautizado en el infierno. Es un dios. Es tentador, provocador y algo caliente...muy caliente.

Él me mira, también lo hace. Noto como recorre mi cuerpo con esa lujuriosa y azulada mirada, y lo dejo.

—Hola —siseo.

—Buenos días, señorita Beatriz

‹‹Idiota...››

Al tacho de basura se acaba de ir mi buen genio. Me cabreo, me muero de las iras. Detesto mi nombre. Zack lo nota, sonríe, el desgraciado lo sabe y lo hace, me llama ‹‹Señorita Beatriz››, será infantil el imbécil.

—Espero hayas tenido un sueño reparador porque va a ser un día largo para ti —mascullo, seria.

—Tuve una noche muy movida, pero estoy dispuesto a cumplir mi labor.

—¿Ah sí? Pues no me interesa saber tus intimidades —farfullo.

Antes que me responda camino al comedor a paso rápido y escucho unos suaves sonidos de risas ahogadas, será tonto. Cuando entro como siempre está mi papá y se ve tan empresarial. Me mira y una sonría alegre se instala en su rostro.

—Muñeca, Zack te va a acompañar durante todo el día, a todas partes. Él ya sabe lo que tiene que hacer. Sus horarios van a depender de tus necesidades.

Bufo y me siento a su izquierda. Mientras observo como sirven mi desayuno y luego de susurrarles un gracias desaparecen.

—¿Como voy a vivir y a esto se le llama vivir?

—Trixie, por favor —advierte, mi padre.

—Okey, okey... voy a tratar de tratarlo bien —los labios de mi papá se curvan hacia arriba.

—Por favor, muñeca, caso contrario me haces sentir mal.

—Lo siento, no prometo nada, ser amable no es mi fuerte

Inevitable AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora