CAPÍTULO 3: CORAZONES NUEVOS

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TRIXIE

Me mordería mi labio, presa de los nervios, pero lo hice hace rato y me duele demasiado porque me lo lastime hace unos minutos con un mal golpe que la chica con la que me pelee me propino. Como sea, lo importante: atraje a la presa, al ‹‹futuro mastodonte cuidador de Trixie››

—¿Qué-diablos-haces-aquí? —repite palabra por palabra.

Está cabreado. Menudo genio que se carga y que feo que se pone su rostro. Así que, acercándome a él implando mis dos pulgares en su entrecejo y masajeo hacia afuera en un intento fallido de quitar ese entrecejo arrugado.

—Primero, te recomiendo no arrugar tu entrecejo, te vas a ver más viejo y feo —hago una mueca.

Él retrocede alejándose de mi toque, maldice, y mantiene sus ojos Bora-Bora que ahora son fuego purito en mí.

—Segundo te vine a buscar, no es obvio

Las mujeres y hombres a nuestro alrededor nos observan hasta que una intimidante mirada de Zack hace que todos regresen a sus actividades.

—Mira, muñequita... —dice, fastidiado.

Levantando un dedo lo callo y entonces tomo la palabra.

—Oye muñequito, te callas y me escuchas —gruño y él ladea una sonrisa de indignación—. Me he arriesgado a venir a este lugar porque necesito un favor no porque tú me intereses —digo y enarca una ceja—, me interesa lo que puedas hacer por mí —aclaro.

—Me necesitas, una niña rica necesitando de mi —se burla. Volteo los ojos y eso le molesta y en un parpadear termino acorrala contra una pared y su cuerpo—. Yo no soy tú juguete —farfulla, furioso.

—Estas desempleado —siseo.

—Y eso ¡¿Qué?!

—Que yo te doy trabajo y tú me ayudas.

—Estás loca

‹Amo la sinvergüencería con que me lo dice››, nótese el sarcasmo. Se separa de mi cuerpo dejándome libre de mi encierro, se voltea y camina lejos de mí. Contengo mis ganas de insultarlo y lo sigo, pero un calambre recorre mi pierna.

—¡Auch! —lloriqueo inclinándome hacia delante y agarrando mi pierna.

Él se voltea y al verme inclina regresa a mí con rapidez. Cuando está frente a mí levanto mi rostro y le sonrío. Zack se da cuenta de que lo engañe e insulta al aire.

‹‹Trixie...Trixie siempre consigue lo que quiere al precio que sea necesario››, me recuerda mi voz maliciosa y sonrío con más ganas.

—Solo escúchame, por favor

—Escuchar a una mentirosilla —enarca una ceja

—Fue una mentira blanca —me quejo.

—Las mentiras no se tiñen por colores

—Poético —resoplo—. ¡Joder! Zack, te necesito por favor

—No me importa, ni te conozco

—Lo sé, me odias, tampoco eres un santo de mi devoción —él resopla y yo refunfuño— te lo voy a explicar con manzanitas para que comprendas.

—No soy un tonto, Trixie

—Pareces —él se lleva una mano al corazón y tuerce el gesto— bueno como te iba diciendo el tipo con el que me viste ayer es nada más y nada menos que Ronald, no es mi novio, pero puede ser mi futuro esposo si mi madre hace una de sus artimañas y créeme lo odio, ese playboy lo único que tiene en la cabeza es basura, sexo, mujer y drogas. Nada más. Con lo del robo de ayer mi padre me quiere contratar un guardaespaldas y el buen samaritano de Ronald se ofreció a buscarme uno ¿sabes lo que significa? —Zack niega, me cabreo, como no va a captar— sí que eres tonto

Inevitable AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora