TRIXIE
Estaciono mi jeep en el hangar de los carros de la familia Taylor. Sin que nadie se dé cuenta abandono la propiedad y voy al encuentro de mis cómplices que están ocultos a unos metros de las rejas de mi casa.
Bien, aquí vamos, he reestructurado el plan inicial con algunos detalles que no son muy convincentes y espero mi padre no los note.
—Esto es una locura, dime que aun puedo abortar la misión —pide, Zack al verme llegar.
Me río y niego. Él ya está dentro y ahora ya no hay nadie ni nada que lo haga estar fuera. Necesito de su ayuda para lograr mi cometido y no ser cuidada realmente por un hombre que será ojos y oídos de Ronald.
—No, mi soldado. Ya entro en guerra
Resopla e intercambia una mirada con su amigo, quien decidió ayudarnos a último momento.
—Adrián, si te pego duro por esta loca me perdonas
—¡Oye, no me digas loca! —reclamo y empujo su hombro.
Adrián ríe y luego me mira con una bonita sonrisa.
—Hermano, esta preciosura vale los golpes
Le sonrío de vuelta y él me guiña de regreso. Después, miro a Zack y con una mueca le presumo el apoyo que su amigo me está brindando sin conocerme y me va a ayudar a lograr mi misión.
Miro mi reloj, son cerca de las dos de la tarde y estoy segura de que mi padre no tarda en llegar, pero para confirmarlo tomo mi teléfono y le marco. Al segundo toque, responde:
—Muñeca, ¿todo bien?
—Perfecto, padre, ¿ya llegas a la casa? —inquiero y miro a Zack quien esta recostado en la pared con los ojos cerrados y el ceño ligeramente fruncido.
—Estoy a unas diez cuadras, ¿paso algo?
—Ah, no. Solo que yo también estoy llegando de caminar
—Trixie, ya hablaremos de esas salidas —regaña.
—Papi, estoy cerca de casa
—De todos modos, señorita —gruñe y me muerdo el labio—. Hablamos en unos minutos, te amo
—Te amo —susurro.
Cuelgo y me quedo mirando la pantalla del móvil hasta que esta se queda en negro. Expulso con aire con pesadez y guardo el teléfono en el bolsillo de mi pantalón. No entiendo el motivo de mis nervios, pero estoy temblando y sudando frío.
‹‹ ¡Joder! Tranquilidad, Trixie. No nos vamos a morir, a lo mucho el plan no va a funcionar y cuando pase eso, podemos morirnos mientras tanto te necesito viva››, me recuerdo.
A lo lejos miro el automóvil de mi padre girar en la cuadra y venir directo hacia la entrada de la casa, así que me enderezo y les hago una señal a mis cómplices.
—Listos soldados manos a la obra
—Amigo, esta rubia es un hermoso genio y me cae de maravilla —alaba, Adrián mientras se coloca el pasamontaña.
—Gracias, lástima que tu amigo no piense lo mismo
Zack tuerce los ojos ante mi reclamo.
—Imbécil —farfulla, Adrián.
Ante la mención de esa simple palabras los ojos azules de mi futuro guardaespaldas se encuentran con los míos y nos reímos. Creo que ahora esa palabrita significa algo, algo nuestro. Salgo de mi nebulosa, ‹‹ ¿Cuál nuestro? ¡No hay un nuestro! Claramente los nervios ya están afectando mis neuronas››
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Inevitable Atracción
Roman d'amourTrixie no buscaba el amor ni creía en los sentimientos del corazón, sin embargo, el destino hizo que un hombre de preciosos ojos azules apareciera en el momento indicado para ayudarla. Por otro lado, Zack tampoco buscaba el amor. Estaba soltero, co...