Segunda Parte. Activada.
Los amo.
TRIXIE
—¿Imbécil? —enarca su ceja con sorna y afirmo con mi cabeza—. ¿Esa es tú mejor arma?
—¡Sí, mil veces sí porque lo eres!
—¡No vuelvas a decirme así! —ruge e ignorando mis intentos por hablar añade—: Hasta mañana, Trixie
—¡No, ni se te ocurra! No me dejaras aquí con la palabra en la boca —advierto interponiéndome en la puerta doble estilo francés.
—¿Qué quieres que te diga? —brama, molesto y da un paso hacia atrás—. Vi a mi novia besar al idiota de su ex en una habitación a oscuras, lejos de todos cuando minutos antes te advertí que no hicieras locuras.
—¡No lo estaba besando! —chillo, frustrada.
Suelta la respiración por la nariz como un toro furioso, curva sus labios en una media sonrisa y escupe con sarcasmo:
—La posición en la que los vi no favorece mucho tú declaración.
Al inicio me quedo pasmada sin querer entender lo que realmente sus palabras significan.
—¿Posición? ¿Qué diablos estás pensando? —empujo su pecho y no hace nada por defenderse—. ¿Me lo iba follar? ¿Es eso?
—Lo has dicho tú no yo
Abro mi boca sorprendida y no puedo articular nada. ‹‹Oh, Dios, se acaba de ganar el premio al más imbécil››
Sin poder contenerme más estampó mi palma en su cachete haciendo que su rostro se voltee ante el golpe seco.
‹‹Buen golpe, nena››, me felicito, aunque al instante me arrepiento. Mi mano comienza a temblar y el nudo en mi garganta duele tanto que me produce arcadas.
—¿Es lo que piensas de mí, Zack? ¿crees que te engañaría? —reclamo sin ser capaz de sostenerme ni un segundo más—. ¡Pensé que eras tú! ¡Fui por tu maldita nota! —sollozo en medio del llanto inminente que seguro me hará ver débil, furiosa y loca con todo el maquillaje que hasta el momento ya debe estar corrido.
Él frunce el ceño sin saber de qué hablo y maldigo porque terminamos la que podía ser una preciosa noche en una pelea estúpida que nos agota a los dos. Así que, ya sin ganas de seguir el hilo de esta discusión o buscar una solución, abro mi bolso y saco la nota que creía que era de él. Esa misma nota que me ilusiono tanto y a la par lo arruino todo. La empuño en mi mano y la estampo contra su pecho golpeándolo con ira.
—Yo no escribí esta mierda —señala después de leerla.
Suelto una fingida risa burlona.
—Dímelo a mí. Es obvio que no fuiste tú, no hay que ser un maldito brujo para saber quién estuvo detrás de todo esto.
Silencio, uno total y lastimero. Casi de agonía.
Agotada, me dejo caer en uno de los sillones y me pierdo en la oscuridad de la noche. Pasan unos minutos de ese modo dónde varias lágrimas caen por mi rostro sin que pueda contenerlo porque no soy una maldita roca. Tengo sentimientos y el tenerlos me hace por naturaleza vulnerable.
Zack, mi amor imbécil, me mira con pesar y trata de acercarse a mí. Niego, la moneda acaba de voltearse. Ahora me siento demasiado herida porque sea lo que sea que buscaba Ronald es como haberle dado la victoria con está inútil discusión.
—Jamás te traicionaría, Zack —aclaro—. Cubriría tu espalda, aunque miles de balas estuviesen destinadas a matarme porque eres mi novio, mi vida, mi mundo, porque que me enamore de ti y decidí quererte y amarte.

ESTÁS LEYENDO
Inevitable Atracción
RomanceTrixie no buscaba el amor ni creía en los sentimientos del corazón, sin embargo, el destino hizo que un hombre de preciosos ojos azules apareciera en el momento indicado para ayudarla. Por otro lado, Zack tampoco buscaba el amor. Estaba soltero, co...