TRIXIE
Al medio día llegamos a Papeete, el clima de esta bella isla Polinesia es caluroso y un tanto húmedo. Observo todo a través del ventanal de mi lado mientras los pilotos piden algunas autorizaciones. De aquí tenemos que tomar otro vuelo al aeropuerto de Bora-Bora para finalmente llegar a las hermosas islas y al lugar donde nos quedaremos.
Después de muchos tramites, vueltas, subidas y bajadas llegamos a las islas. Estoy agotada. El barco nos lleva hasta uno de los mejores resorts de la zona donde me quedare los próximos días junto con Zack.
—¿Estas bien, muñeca? —inquiere Zack, cuando bajamos del barco.
—¿Por qué estaría mal?
—Puedo notarlo en tus ojos, estás muerta
—Si estuviera muerta no te mirara
—Chistosita —murmura y tira de mí para pegarme a su pecho—. Me encantas
—¿Y así me retas?
—Es muy divertido pelear contigo
Sonrío y niego.
—No, Zack, cuando me veas muy enojada vas a querer nunca pelear conmigo en lo que quede de tu vida, muñeco.
Me acerco y uno nuestros labios en un romántico beso. Sus manos se anclan a mis caderas y me estruja mucho más contra su cuerpo haciéndome sentir su creciente erección. Joder, que calor, solo quiero llegar a la habitación para comérmelo entero y sin remordimientos.
—Me encantas más cuando frunces tu ceño y arrugas tu nariz —susurra al separarnos.
—Vale, pero me odiaras cuando sea la niña del exorcista en combinación con la esposa de chucky.
—Señorita Taylor —hablan y volteo ligeramente mi cuerpo hacia la voz—. Síganos, por favor, su habitación esta lista.
Asiento. Zack entrelaza nuestras manos y después de atravesar algunas de las instalaciones del hotel llegamos a un puente de madera que direcciona a diferentes cabañas. Caminamos y mientras veo el mar sonrío al ver los ojos de Zack.
—Por eso eres mi Bora-Bora —susurro señalando sutilmente el mar con mi cabeza.
—¿Tuyo? —enarca una ceja con una sonrisita en sus labios.
—Mío —mascullo, seria.
—Posesiva...
—Muy muy muy posesiva
Un carraspeo nos hace salir otra vez de nuestra conversa y me empieza a molestar.
—Su habitación, señorita —abre la puerta y al ver la maravilla ante mis ojos toda molestia desaparece.
—Gracias...
—En unos minutos traerán su equipaje.
—Gracias —repito, anonadada.
Todo aquí es hermoso, el color del cielo, el color del mar, la decoración, el ambiente, absolutamente todo.
—Con permiso —dice y se retira cerrando la puerta a su paso.
—Trixie —masculla Zack llamando mi atención.
—Dime
—¿Por qué se supone que si venia como tu guardaespaldas no tengo una habitación separada? —cuestiona cruzándose de brazos resaltando sus bíceps trabajados.
Joder, atrapada.
Evadiendo su respuesta camino hacia el centro de la habitación quedando al pie de la cama mientras no dejo de examinar todo con mi vista. Es precioso. La cabaña, el mar, el exterior, la habitación...
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Inevitable Atracción
RomansaTrixie no buscaba el amor ni creía en los sentimientos del corazón, sin embargo, el destino hizo que un hombre de preciosos ojos azules apareciera en el momento indicado para ayudarla. Por otro lado, Zack tampoco buscaba el amor. Estaba soltero, co...