CAPÍTULO 20: GANASTE

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TRIXIE

¡Maldito imbécil!

Me quedo de piedra en medio de la vereda viendo como Zack desaparece, sin voltear a verme, sin detenerse, y yo tampoco hago esfuerzo en lograr que se quede.

Mi cuerpo está temblando sin control y siento que explotaré en cualquier momento.

Subo al coche en automático. Cuando lo enciendo una canción romántica de Melendi sale por los parlantes y se esparce por el espacio reducido del vehículo. Acorde escucho la letra caigo en cuenta de sus palabras. Mis ojos se llenan de lágrimas y lloro.

Me permito llorar y lloro como nunca lo he hecho en mi vida. Recuerdo a Zack, la decepción en sus ojos y un cosquilleo en mi pecho que me hace producir más y más lágrimas.

Sabía que iba a enojarse, pero nunca imagine que su nivel de cabreo fuera tan grande. Golpeo el volante con mis palmas y me reprendo un millón de cosas, que asumo son mi responsabilidad.

—¿Qué significa esto para ti? —pregunta señalándonos a los dos— ¡Dime! ¿Qué mierda significa lo que vivimos?

Tenía que haber respondido a eso. Se lo que siento, sé que Zack me gusta, me atrae, me vuelve loca. ¿Por qué mierda no pude hablar? ¿Por qué me calle haciendo que él saque conclusiones equivocadas?

—Se me hace tarde. Lo acabas de arruinar, amiga.

Sus palabras me llegaron hasta el alma. Me lastimo y si lo hizo es porque es importante para mí. Caso contrario nadie lastima a Trixie. Zack me importa y lo que diga o haga me afecta. Es por lo que no voy a permitir que me saque así de su vida.

Me seco las lágrimas y retoco el maquillaje. Conduzco hasta las canchas y lo primero que hago es entrar al gimnasio. Busco con mi mirada a Zack y lo encuentro discutiendo con Adrián.

—¿Paso algo?

Regreso mi vista a Iris.

—Peleamos —respondo y la voz me tiembla por un segundo.

—¿Qué clase de relación tienen ustedes? —inquiere y frunce el ceño.

—Una en la que nos odiamos y atraemos con la misma intensidad —ladeo un gesto.

—¡Que divertidos! —chilla, con emoción—. Zack lleva golpeando ese saco desde que llego. No paro hasta que Adrián corrió hasta él y lo detuvo. Luego maldijo al mundo entero y llevan hablando...bueno Zack gruñendo y gritando.

Resoplo. Vaya que si es un gorila mastodonte irracional y troglodita. Alzo mi vista y en ese momento la presión de sus preciosos ojos azules cae sobre mí. Esa intensidad tiene grados de voltaje que pueden hacer explotar una central eléctrica.

—El partido comienza en media hora —añade Iris y tengo que cortar la conexión visual que tengo con Zack.

—Ok —me cruzo de brazos—. Oye Iris, cuando ganen los chicos ¿quieres organizar una fiesta? —propongo.

El gesto de su rostro es de completa sorpresa. Se cruza de brazos y luego enarca una ceja, ese gesto es típico de ella.

—¿Cómo sabes que ganaran? —pregunta y me encojo de hombros.

—Zack nunca pierde —expreso sonriente.

—Tienes mucha fe en él

—Más de la que me tengo a mí

—Me caes super bien, más que Jessica

Escuchar eso de alguna manera me pone feliz. Después de los pocos encuentros que hemos tenido con ella, sé claramente que quiere más de lo que puede obtener de Zack y me enoja mucho.

Inevitable AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora