CAPÍTULO 19: CABREO

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Capítulo narrado por nuestro Zack.

Punto 1: La primera escena es un extra que cuando termine la novela estará disponible de manera completa (es una de las muchas escenas que pasaron en Bora-Bora y no leímos porque serán extras).

Puto 2: Esa cucharada de la propia medicina que piensa Zack darle a Trixie puede ser un arma de doble filo, así que adviértanle por mí.

Besitos y disfruten del capítulo.

ZACK

Sus preciosos ojos verdes me miran expectantes. Sus labios están entreabiertos y más rojos de lo habitual, húmedos como toda ella. Me inclino, guío mi boca a su cuello y lo beso haciendo que su espalda se arquee y su cuerpo se pegue al mío. Sus manos sujetan mis hombros y la siento temblar bajo mi tacto.

—Quiero que me sientas —susurro mordiendo el lóbulo de su oreja y presionando mis caderas, mi erección en su entrepierna.

—Zack... —gime.

Llego a su boca y la beso como un necesitado de sus labios, de su sabor, del éxtasis de sus besos. Me prendo de ello y en un rápido movimiento hago que sus piernas me rodeen la cintura causando una deliciosa fricción en nuestras intimidades que provoca que ahoguemos un gemido en la boca del otro.

—Me pones duro —mascullo, demasiado excitado.

Empujo mis caderas con fuerza contra ella, provocándola. No quiero ser romántico, Trixie no quiere eso, yo tampoco.

—A mí mojada —jadea, sonriendo y dejando que un sonrojo cubra sus mejillas.

Sonrío. Es hermosa, directa, tierna y salvaje a la vez. Con ella todo es tan diferente e intenso, que tengo miedo de perderla.

—¿Me estas retando? —pregunto mientras inclino mi cabeza hacia sus firmes senos y con mi boca los atrapo para besarlos y succionarlos.

—Quizás... —gimotea con dificultad y sonrío contra su piel.

—Entonces quizás te folle —la tiento delineando su pezón con mi lengua.

Su piel se eriza y sus caderas se alzan con más necesidad, buscando que nos frotemos. A mi pesar le niego el contacto y me fulmina con la mirada. Va a atacarme con sus palabras, va a resabiarme como siempre, pero antes de que lo haga, llevo mi miembro a su entrada y la penetro de una sola embestida.

El grito de placer que llega a mis oídos y que inunda toda la habitación hace que mi cuerpo se caliente más. La pasión es nuestro fuerte.

La beso mientras mis embestidas aumentan su velocidad y fuerza. Me introduzco en ella una y otra vez, alternando el ritmo. La siento disfrutar y es la mayor satisfacción, ver su cuerpo experimentar sin inhibición toda clase de sensación.

Nuestras bocas y lenguas juegan una batalla que nuestros cuerpos apaciguan cada vez que nos unimos. Sus gemidos aumentan, sus uñas se clavan en mi espalda y...

¡Mierda!

El sonido de la puerta me saca de mis pensamientos con un sacudón. Aclaro mi garganta y me acomodo en la silla, incómodo.

‹‹Ahora, no puedo tener una erección, maldita sea. ¿Por qué haces esto, muñeca? ››

Desde mi posición veo como esa pequeña diabla ordena según ella la mejor comida saludable de la ciudad, la observo en silencio y con una tonta sonrisa formada en mi cara.

Todo se me está saliendo de las manos. Ella comienza a significar mucho más de lo que tenía planeado en un inicio y aunque ya no me encuentro en el dilema inicial ahora tengo muchos más problemas y sé que tendrán consecuencias.

Inevitable AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora