XIII. Fred y George

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Fred y George (o de cómo Pansy es una novia vampira gamer tóxica).

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Mesa de Slytherin, Gran Comedor, Hogwarts.
Lunes 16 de septiembre, 1994.
12:00 hrs.

El lunes, aquellos que no cursábamos Estudios Muggles, sólo tuvimos Historia de la Magia a primera hora (y, aunque también fueron más presentaciones, nos mandaron tarea). Los Cuatro, Los Siete, y yo nos habíamos pasado las dos horas anteriores investigando los duendes y completando un ensayo sobre información básica acerca de ellos.

Faltaba media hora para el almuerzo, pero los elfos nos dejaron un par de galletas y algunas cremas con qué untarlas como refrigerio.

Los Cuatro y yo estábamos sentados juntos a un lado de nuestro sitio habitual en el Gran Comedor. Los Siete tampoco estaban igual a como se sentaban usualmente, y hablaban entre ellos en voz baja.

Tom parecía estar explicándoles algo de Estudios Muggles, si el libro de la materia que tenía posado en frente y del cual parecía tomar referencias daba una pista. Scorpius a su lado señalaba algo del libro mientras comentaba al respecto. Daren, Mattheo, y Draco estaban en silencio escuchando. Theodore y Blaise se inclinaban sobre la mesa, quitándole el libro a Tom y señalando ellos algo. Tom no hacía nada por recuperar su libro, pero Scorpius peleaba con los otros dos que se burlaban de él, y de que no alcanzaba el libro; Tom finalmente se estiró y agarró el libro en un movimiento brusco, mirando mal a Blaise y Theodore, los cuales se rieron más.

Lo curioso de ese escenario es que si no lo hubiese estado mirando atentamente hubiese pasado desapercibido, porque tanto sus voces como movimientos estaban medidos, eran suaves y pequeños, sus voces apenas superaban lo que sería un murmullo y si hablaran al mismo tiempo, el volumen de sus voces no superaría el tono de voz normal de cualquiera.

De cierta manera, eso afianzaba mi teoría de la Legeremancia.

Cinco minutos antes de que empezase la hora del almuerzo, nos reorganizamos sentados como siempre. Era raro eso de las apariencias y «jerarquía» que ellos se empeñaban en mostrar, pero ya que era «parte» de su grupo, pues no me iba a ponerme a juzgar sus métodos.

Tampoco es como que me quejara de estar en medio de Blaise y Theodore, siendo honestos.

—¡Hiraeeeeeth! ¡Nos tienes abandonadooooos! —se quejaron los gemelos cuando entraron al comedor y se acercaron a nuestra mesa. Se recostaron lastimeramente contra mí, tirando a Blaise y Theodore a un lado para sentarse a mis lados con las espaldas apoyadas en la mesa.

—Buenas tardes para ustedes también —les dije divertida, más por la mueca de algunos Slytherins un poco alejados de nosotros que por el drama de los gemelos.

—Ya no nos quieres —dramatizaron al mismo tiempo—. Hemos sido un chiste para ti, ¿no es así? —reí cuando soltaron un fuerte jadeo, tirándose encima de Theodore y Blaise como si les hubieran disparado o algo así, cuando asentí— ¡Traición! ¡Deshonra! ¡Perfidia! ¡Felonía! ¡Alevosía!

—¿Siquiera saben lo que significan esas palabras o sólo las dicen por decir? —se entiesaron, mirándose de soslayo.

—¿Por qué? ¿Significan algo malo? —preguntaron interesados.

—No, técnicamente todas hacen referencia a la traición y deslealtad.

—Pues eso es lo que queremos expresar —ambos asintieron efusivamente mientras yo me reía.

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