°°°
Mattheo era una persona bastante sencilla de tratar una vez te metías en su círculo, de hecho. Carismático, bromista, sarcástico. Aunque la mayoría del tiempo iba con la misma onda que los demás, pero cuando estábamos en la habitación o la Sala Común estaba sola, solía soltarse y ser más abierto (al igual que los demás, valga mencionar).
Así que se podría decir que ya nos conocíamos y que habíamos intercambiado palabras, cosas y miradas. Habíamos jugado y nos llevábamos bien. Normal.
Pero mi primera interacción privada y formal con Mattheo fue un secuestro. Literalmente.
El día siguiente al de la «presentación», cuando me levanté, los demás ya estaban despiertos yendo y viniendo por la habitación, aunque parecían ninjas porque eran cule' 'e silenciosos.
Nos dimos los buenos días y luego de un breve intercambio de palabras más sobre lo que íbamos a hacer ese día o que nos encontráramos en la Sala Común para desayunar, me dirigí a mi habitación donde me aseé y luego me cambié poniéndome un vestido suelto, sandalias y algunas pulseras y collares.
Tarareaba una canción mientras iba bajando la escalera en saltos, como no vi ni a Los Siete ni a Los Cuatro en la Sala Común, supuse que ya se habrían ido y me dirigí hacia la salida de la sala, empujé esta y salí dando una vueltita porque llegaba al coro de la canción que tarareaba cuando, de repente, siento un jalón medio brusco en mi brazo que me hace trastabillar, unas manos en mis ojos, un pecho contra mi espalda y un fuerte olor a perfume caro de hombre.
Un perfume que había sentido el día anterior y una respiración en mi oído que también había sentido el día anterior.
—Merlín bendito —me relajé, reconociendo la risa de Mattheo en mi oído—. Casi me matas del susto, Mattheo. No es divertido —le reñí, mientras mis ojos seguían siendo tapados por sus manos.
—Hm. Eso sería una pena, porque arruinaría nuestros planes.
—«Nuestros» me suena a multitud —dije a la defensiva, él volvió a reír.
—Sólo tú y yo, no te preocupes. Confía en mí —empezó a caminar, conmigo pegada a su cuerpo y sus manos tapando mis ojos.
—Prácticamente, te conocí ayer, ¿cómo quieres que confíe en ti? ¿Y de cuándo acepté yo esta salida o qué? Debo sufrir Alzheimer porque no me acuerdo, fíjate.
—Es un secuestro voluntario —señaló muy diplomáticamente.
—¿Cuál voluntario? Sáquese —bufé, él rio de nuevo.
—Es voluntario desde que no me has golpeado para zafarte ni hecho amago de irte —respondió en voz baja, aminorando el paso—. Cuidado con el escalón.
—Buen punto —murmuré, tanteando el suelo con mis zapatos hasta dar con el escalón.
Estuvimos un rato así con escalones y cosas hasta que él se hartó y paró en sabrá-él-dónde.
—No abras los ojos —me dijo, sacando sus manos suavemente.
—Sabes que me puedo ir a la verga corriendo de aquí, ¿no? —dije, sintiendo cómo se movía, aunque no sabía qué estaba haciendo porque no abrí los ojos, como bien me dijo.
—Pero no lo harás.
—¿Y tú cómo sabes eso?
—Ya lo hubieras hecho, en dado caso.
No pude refutarle nada, así que me quedé ahí tiesa, retumbando mi pie en el suelo con impaciencia. En cierto momento, volvió a acercarse a mí y pasó los brazos sobre mi cabeza hasta poder posar lo que parecía una corbata en mis ojos, como venda.

ESTÁS LEYENDO
Hogwarts Hoe
Fanfiction❝ 𝕳𝖎𝖗𝖆𝖊𝖙𝖍, 𝖊𝖘 𝖚𝖓 𝖘𝖊𝖓𝖙𝖎𝖒𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖗𝖊𝖑𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓𝖆𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖓 𝖑𝖆 𝖆𝖓̃𝖔𝖗𝖆𝖓𝖟𝖆 𝖉𝖊 𝖚𝖓 "𝖍𝖔𝖌𝖆𝖗" 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖍𝖆𝖘 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖉𝖔, 𝖆𝖑 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖔 𝖕𝖚𝖊𝖉𝖊𝖘 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗 𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖊𝖝𝖎𝖘�...