* ੈ‧₊ Dray (Dragón)<3.

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Hogsmeade, Escocia.
Viernes 20 de febrero, 1995.
18:00 hrs.

Draco había sido muy apegado a mí luego de aquella vez en la que bailamos juntos en mi habitación. Sus regalos eran los más preparados y especiales, la verdad. Draco era ese tipo de persona que pensaba en todo y analizaba a las personas detenidamente, sobre todo cuando se trataba de comprarles regalos. Y los suyos solían ser los mejores.

Había parado con sus regalos unos días antes del lunes, no habíamos tenido tanto contacto desde eso, a parte de que me la pasaba cambiando de chico cada día y estaba ocupada con trabajos de clase, prepararme para el torneo y demás.

El viernes se acercó a mí luego de clase y me invitó a un picnic.

—Claro —respondí, él me dijo que pasaría por mí a mi habitación en una hora y luego se fue—. Pos ok.

En mi habitación me cambié a algo más casual para poder ir a un picnic y esperé tranquilamente a que Draco llegara mientras leía un libro sentada en un sillón.

—Luces hermosa —fue lo primero que dijo cuando le abrí la puerta. Sonreí, halagando su vestimenta y lo dejé llevarme hasta donde sea que me llevara.

No sé cómo lo hizo, pero consiguió pases para Hogsmeade, así que nos fuimos por ahí a comprar dulces y mirar las tiendas mientras hablábamos en voz baja con nuestros brazos entrelazados.

Nos metimos a Las Tres Escobas y pedimos chocolate caliente para llevar, nos sentamos en la barra mientras esperábamos, hablando sobre las clases de ese día, tareas y nuestros amigos.

Honestamente, yo seguía un poco truski por las declaraciones de los días anteriores. Pero en general, no me esperé que Draco se fuese a declarar, para mí aquello era un picnic cualquiera con un pana con el que había tenido acercamiento durante un tiempo.

Me llevó cerca de La Casa de Los Gritos, aunque seguíamos alejados de esta. Quitamos la nieve con un hechizo, calentamos la tierra y luego acomodamos el mantel y la canasta que él llevaba encogida en el bolsillo junto a un hechizo de preservación para mantener la comida con la temperatura adecuada.

Nos sentamos lado a lado. Draco llevaba una bufanda alrededor del cuello que de vez en cuando se acomodaba debido a que se le aflojaba, su cabello caía sobre su frente y el costado de su cara de una manera bonita y tenía copos de nieve incrustados por aquí y por allá, sobre todo en las pestañas. Aunque ya no nevaba como tal, sí había una pequeña y tenue nevada.

Nos acurrucamos uno al lado del otro, tomando de nuestro chocolate caliente y hablando de todo y de nada, una vez más. Era muy fácil hablar con Draco dado que cuando se soltaba, solía ser muy hablador y siempre tenía algo que decir.

—Tengo algo para ti —dijo un tiempo después. Le miré de reojo, acomodándome en mi puesto para estar cómoda mientras le miraba.

—¿Y qué es?

Le vi sonreír de lado mientras dejaba lo que llevaba en la mano sobre la manta en la que estábamos. Rebuscó entre sus bolsillos y sacó algo. Vi una figura rectangular transparente con un par de figuras de colores danzando en su interior. Elevé una ceja mientras él agrandaba el objeto.

—Es... estuve un par de días haciéndolo junto a mi madre —murmuró con un suave sonrojo en sus mejillas que no era producto del frío—. Porque necesita mi magia, un testigo y un par de... rituales —explicó despacio, mirando las figuras dentro del objeto de un color verde y rosa.

—¿Y qué es? —repetí, mirando atenta.

—Un frasco.

—Gracias, Capitán Obvio —rodé los ojos—. Me refiero a qué hace o qué representa. Si necesita un testigo y tu magia, asumo que hace algo o representa algo importante —Draco tarareó un bajo «hm», mirando a la manta mientras jugaba con esta con sus dedos.

Hogwarts HoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora