Hogwarts, Escocia. Jueves 19 de febrero, 1995. 07:00 hrs.
—Sal conmigo —fue lo primero que dijo Scorpius al abrir la puerta de mi habitación. Ni siquiera había tocado, yo solo abrí porque iba a salir.
—¿Qué? —fruncí el ceño, mirándole extrañada.
—¿Estás ocupada ahora?
—¿No...? —murmuré dubitativa antes de que él tomase mi mano y tirase de mí—. Qué manía la de esta gente de arrastrarme por todo el Castillo, Dios —me quejé, aunque me dejes arrastrar—. Scorpius, ¿a dónde corcho vamos? —el bato me ignoró🤡 y continuó arrastrándome.
Como me andaba ignorando muy descaradamente, pues me puse a pincharlo con mi dedo para molestarlo, pero le siguió valiendo kk. Me llevó hasta el séptimo piso y yo dije uykieto cuando nos acercó hacia donde estaba la Sala de Menesteres y dio las tres vueltitas esas.
—¿Scorp?... —murmuré en voz baja, asonándome por encima de su hombro cuando nos adentramos a la sala.
—No sabía cómo pedirte que tuviésemos una cita, así que digamos que te traje a la cita... —dijo, rascándose la nuca un tanto nerviosamente, aunque no había soltado mi mano.
—¿Qué-? Scorp, estoy en uniforme y tengo cara de muerta, por Merlín —me quejé con una sonrisa de lado, un tanto divertida por la situación, aunque sí estaba preocupada por mi apariencia. Ni siquiera me había echado una sombrita o delineado decentemente😭😭.
—Te ves bonita —murmuró él, dejándome tiesa en mi puesto.
abuenogracias
—Ah.
Scorpius sonrió y tiró de mí hacia la habitación; no era tan grande, como un cuarto normal, pero en el centro había una mesa llena de comida y copas, a un lado una cubetera tenía jugo de durazno. Me reí, mirando en dirección a la cubetera y él se sonrojó.
—Te gusta el jugo de durazno —fue su excusa. A mí me dio demasiada ternura y sólo quería meterlo en una cajita y cuidarlo de todo mal✨😭.
*insertar inciso (en el que me contradigo completamente), capítulo Scorpius Malfoy; «todos sabían que metiéndose con Scorpius no solo contarían con la venganza de los demás, sino que Scorpius se encargaría por su cuenta de arruinar la vida de la persona hasta tal punto en el que se suicidase o terminara cayendo en la locura». Fin del inciso*
—En efecto, me gusta —afirmé, sentándome donde me indicaba luego de que él corriera la silla para mí.
Estuvimos hablando de banalidades; clases, el Torneo, nuestros amigos, nuestra vida en general. No fue nada del otro mundo y el ambiente de la habitación le agregaba las vibes a esa comodidad con la que nos estábamos manejando.
En la misma sala había un sofá, así que cuando terminamos de comer, Scorpius me propuso ir a sentarnos al sofá para estar más cómodos.
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