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Capítulo uno. La hipocresía del amor a primera vista (y lo ciego que este nos deja).
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Andén 9 3/4, King's Cross Station, Londres.
01 de septiembre, 1940.
11:50 hrs.Nunca sabría decir a ciencia cierta si me arrepentía de haber dejado la Mansión aquella vez. Porque el inicio lo disfruté, mas no el final ni el proceso. A veces desearía ni siquiera haberme interesado tanto, pero él era tan atrayente, que no pude evitar hacerlo. Aunque siempre me arrepentiría.
Suspiré, jugando con los dedos de mis manos y la mirada baja. Podría no ir, esa siempre era una buena opción y mi padre lo entendería.
Internamente me preguntaba por qué estaba nerviosa. Había ido y vuelto tantas veces de aquel lugar que en algún momento había perdido la cuenta. Tal vez sólo sentía que dejé de encajar en algún punto. Tal vez me gustaba tener el control de todo y sentía que de esto no lo tenía.
Tal vez.
La presión en mi estómago me dijo que no, pero decidí ignorarla. Era más fácil así.
—¿Nerviosa? —preguntó mi padre con suavidad agachado frente a mí. Asentí, apretando los labios, viéndolo acomodar la solapa de mi camisa y la corbata mientras suspiraba, asintiendo. Acarició mi cabello delicadamente, haciendo que me recargase en el toque instintivamente—. Sé que da miedo, pero te aseguro que encontrarás personas increíbles. No puedo estar contigo como en casa, ¿eso lo entiendes? —asentí y él continuó hablando—. Avísame si alguien te molesta, te incomodan, o te hace sentir mal, ¿de acuerdo? También puedes hablar con Albus, sabes que te adora y te apoyará y sostendrá si yo no puedo hacerlo. Escríbeme todos los días, por favor, al menos diciéndome cómo fue tu día. Quiero que me cuentes sobre todos los amigos que hagas y personas que conozcas —hablaba sin parar, apretando mis manos con fuerza, pero sin hacerme daño.
Me solté de su agarre, sonriéndole condescendiente y acuné sus mejillas, observando la preocupación en su cara.
—Papá —le interrumpí suavemente cuando empezó a divagar acerca de que no lo reemplazara y que mataría a cualquiera que se atreviera a hacerle daño a su niña—. Está bien, lo sabrás todo y no te abandonaré. Nunca. Pinky Promise —alcé el meñique en su dirección, él se quedó un momento analizándome antes de entrelazar los dedos y asentir.
—Podrías usar el apellido de tu madre —susurró luego de un momento. Negué, arrugando la nariz.
—Estaré bien, no te preocupes. Tú tranquilo, yo nerviosa —le guiñé un ojo, riendo antes de abrazarlo fuertemente y correr hacia el tren luego de escuchar el último pitido del tren. Me metí rápidamente en la cabina y moví la mano en su dirección en señal de despedida—. Te quiero, ¡recuerda mandarme dulces! —grité cuando el vagón me arrastró consigo hacia mi nueva vida.
De nuevo.
Reí, recostándome en el sillón mientras suspiraba.
¿Qué me deparará el destino?, me pregunté, sin recibir una respuesta en particular.
Por el momento me conformaba con buenas notas y correr detrás de la señora del carrito para comprar chocolates.
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—¡Hufflepuff! —gritó el sombrero seleccionador a un lado de mi cabeza. Hice un puchero en protesta puesto que ni siquiera me había sentado en el banquillo, pero me dirigí diligentemente a la mesa, satisfecha con la selección.
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Hogwarts Hoe
Fanfiction❝ 𝕳𝖎𝖗𝖆𝖊𝖙𝖍, 𝖊𝖘 𝖚𝖓 𝖘𝖊𝖓𝖙𝖎𝖒𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖗𝖊𝖑𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓𝖆𝖉𝖔 𝖈𝖔𝖓 𝖑𝖆 𝖆𝖓̃𝖔𝖗𝖆𝖓𝖟𝖆 𝖉𝖊 𝖚𝖓 "𝖍𝖔𝖌𝖆𝖗" 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖍𝖆𝖘 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖉𝖔, 𝖆𝖑 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖔 𝖕𝖚𝖊𝖉𝖊𝖘 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗 𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖚𝖓𝖈𝖆 𝖊𝖝𝖎𝖘�...