II

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Habían pasado unos días desde que había ido a aquel bar y las cosas con Lucas seguían un poco tensas.

No salía apenas del hotel, y cuando lo hacía era para bajar a comer, fumarse un cigarro y volver a subir a la habitación.

Yo sin embargo había estado paseando por aquel lugar, evitando el recorrido hasta aquel bar, por supuesto.

Aquel chico había conseguido ponerme nerviosa como me ponía Lucas al principio de estar juntos.

Tenía que arreglar las cosas con Lucas. Mis padres no me perdonarían jamás que lo nuestro se acabara, dicen que es el indicado para mí, pero aún no sabía si creérmelo.

Aquella noche iba a salir de fiesta un rato. Lucas, aunque fue raro, decidió venir conmigo.

Estábamos tomándonos una copa en una barra de un pub bastante ajetreado. Lucas salió a fumarse un cigarro y yo me pedí otra copa mientras le esperaba.

– La ladrona de mis croquetas.

Me giré lentamente para encontrarme con el chico del bar. No recordaba su nombre la verdad.

– Vaya, el chico rencoroso.– respondí dándole un trago a mi bebida.

– ¿Rencoroso? Soy la persona más simpática que vas a conocer en tu vida, amor.

– Ya, claro.

Miré la puerta vigilando por si Lucas regresaba, aunque no tenía mucha pinta.

– ¿A quién esperas amor?

– A mi novio.– dije mirándole.

– ¿Tu novio eh?

– Exaacto. Mi novio. No creo que le haga mucha gracia verte aquí hablando conmigo.

– ¿Dejas que tu novio te diga lo que hacer?

– No.

– Pues entonces no hay problema ninguno.– dijo sonriéndome.

"Joder que sonrisa"

Lo miré y me eché a reír.

– Estás hablando como si me conocieras, y ni siquiera sabes mi nombre.– le dije bebiendo.

– ¿A qué esperas para presentarte? Yo soy Pedri.

– Jade.– sonreí.

– ¿Eres de aquí? No me suenas mucho

– Soy de Madrid.

– Lo suponía. Todas sois de allí.

– ¿Todas qué?

– Todas las chicas preciosas.– dijo apoyando sus brazos en la barra.

Lo miré sonriendo y cogí mi copa saliendo a la parte de fuera, donde había muchísima gente y busqué a Lucas con la mirada.

Cuando lo encontré se me cayó el alma a los pies.

Estaba con una pava, apoyados en la pared, comiéndose la boca como si no pasara nada.

Apreté el vaso inconscientemente, haciendo que se rompiera a cachitos en mi mano, lo que hizo que me cortara y que la sangre empezara a resbalar y caer sobre el suelo.

Noté unas manos en mis hombros y de repente estaba entrando de nuevo en el pub. Me llevaron por un pasillo y abrieron la puerta. Cuando entré miré mi reflejo en el espejo encontrándome con Pedri a mis espaldas.

– Mete las manos en agua

Hice lo que me pidió y abrí el grifo dejando mis manos debajo.
Me quejé un poco por los cortes y cerré los ojos.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora