XXXII

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El día había llegado y sinceramente no sé quien estaba más nervioso que quien.

Los chicos iban a ir a jugar el Mundial y Fer y yo íbamos los primeritos para animar a los chicos.

Acabábamos de bajarnos del avión y cogí aire mientras arrastraba las maletas por el aeropuerto.

Fer iba con los cascos puestos y yo más de lo mismo.

No habíamos podido irnos con Pedri porque ellos se habían ido una semana antes y yo estaba de exámenes, por lo que Fer esperó a que terminase los exámenes y pudiésemos ir juntos.

Nos subimos al taxi y le dimos el nombre del hotel en el que íbamos a estar con los chicos.

Al entrar le dieron la tarjeta magnética a Fer, que por reglas del país, iba a dormir con su hermano.

Yo iba a dormir con la novia de Ferrán, aún no la había conocido pero estaba nerviosa.
Pedri me había dicho que era muy simpática y que íbamos a congeniar enseguida.

Eso esperaba, la verdad.

Pasé la tarjeta por la ranura y la puerta se abrió, la empujé con el pie y entré.

Vi a Ferrán y a la que supuse que era su novia comiéndose la boca.

Ambos miraron en mi dirección y entonces su novia apartó a su novio y se acercó a mí para darme un abrazo.

– Encantada, soy Sira.

– Soy Jade, encantada.

Se apartó de mí y me dio una sonrisa enorme.

Que mona.

Ferrán se acercó a nosotras y sonrió.

– Hola Jade.– dijo acariciando mi hombro.– Bueno, os dejo para que os conozcáis.– dijo y después besó a su novia y salió.

Sira me agarró de una de las manos y me sentó en su cama.

– Cuéntame algo de ti.

Reí y la miré.

Le conté varias cosas, aunque no me puse a ser demasiado pesada, no quería espantarla.

Ella me contó también cosas sobre ella y su relación con Ferrán.

Después me ayudó a colocar las cosas en el armario de la habitación.

– ¿Qué tal con Pedri?

– Muy bien.– dije colgando una sudadera en la percha.– Es un amor.

– Sí lo es, me alegra que haya encontrado a alguien tan adorable como él.– dijo pasándome un pantalón.

Me puse un poco roja. No estaba acostumbrada a recibir halagos ni a que me hablasen así de dulce.

Pedri tenía razón, Sira era una monada y además de eso guapísima.

Sira acabó arrastrándome por los pasillos del hotel para enseñarme todo lo que se podía hacer allí.

Aquello parecía un jodido palacio.

Después bajamos a la terraza para encontrarnos a los chicos allí.

– Aquí estáis.– dijo Sira sonriendo y yendo hacia su chico.

Yo estaba ensimismada mirándolo todo cuando sentí unas manos en mi cintura.

– Hola princesa

Sonreí y me giré para ver a Pedri, que también me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

Este sitio le sentaba bien.

– Estás guapo.– dije sonriendo y acariciando sus hombros.

Acercó su cabeza a mi cuello y me dio un beso rápido pero dejó su cabeza apoyada en mi cuello.

Le acaricié la espalda y después se incorporó para darme un beso.

– Ven, ¿sabes jugar al billar?– dijo agarrando mi mano y llevándome hasta un grupo de futbolistas que conocía desde que era más pequeña.

– ¿Bromeas? Soy la mejor.– solté sonriendo.

Llegamos hasta la mesa y sonreí.

– Ella es Jade.

Todos me saludaron y después me pasaron un palo de billar.

– Ella con nosotros.– dijo Morata.

– Eh, eso no vale.– respondió Pedri.

– En el amor y en la guerra vale todo.– dijo Asensio.

Yo reí y me acerqué a ellos para empezar la partida.

La cosa había estado reñida durante unas rondas, hasta que llegó mi turno.

Metí 4 bolas de golpe y mi equipo no paraba de llamarme la "pichichi del billar"

– Ni Lewandowski se atreve a tanto.– dijo Busi.

– Jade, cielo...– rogó Pedri.

Me coloqué mirando la bola fijamente.

Tenia a Jordi Alba a mi lado y a Pedri en el otro.

Estaba a punto de tirar cuando una mano de Pedri se coló por mi muslo, lo que hizo que fallase el tiro.

Lo miré y lo vi sonreír disimuladamente.

– Eres un tramposo Pedri.– dije apuntándole con el dedo.

– No tengo la culpa de que una simple caricia te ponga nerviosa cariño.– susurró en mi oído.

Le saqué el dedo y me alejé.

Al final acabamos ganando la partida y nos pusimos a saltar en corro.

– Que exagerados.– dijo Ansu mirándonos.

– A llorar a la llorería Ansuuu.– dijo Morata riendo.

Morata y Ansu se enzarzaron en un pique que duró hasta la hora de la cena.

Me senté al lado de Sira y al lado de Gavi aunque tenía a Pedri en frente.

Intentaba aguantarme la risa viendo a Gavi apartar los pimientos del plato con cara de asco.

– Gavi, eso te lo metes en la boca con lo otro y no notas el sabor.– dije mirándole con una sonrisa.

– Pareces mi madre y no, no pienso comer pimientos.– contestó este mientras seguía apartando la verdura.

Sentí una caricia en mi rodilla y levanté la cabeza de mi plato para ver a Pedri sonriéndome y guiñándome el ojo.

Sonreí y estiré mis piernas apoyándolas en las suyas.

Se pasó toda la cena acariciando mis piernas con sus suaves dedos y yo estaba a punto de dormirme.

Cuando la cena terminó vi a Sira subir a la habitación con una botella de vino y dos copas.

Me eché a reír y fui hacia el ascensor, pero unas manos me pararon.

Miré a Pedri y este me dio un beso.

Sonreí.

– Pedri, si me lo permites voy a robarte a tu querida novia para emborracharla conmigo.– dijo Sira tirando de mi brazo.

Pedri la miró riendo y entonces me dio otro beso para soltarme después.

Sira y yo nos metimos en el ascensor y cuando llegamos a la planta, abrió la puerta y se puso el pijama, la imité y me senté en la cama mientras la veía quitar el corcho de la botella y echar en las dos copas.

Esto va a ser gracioso...

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Sira es monísima siempre 🥹

Pedri... me ofrezco para enseñarte al jugar al billar 🛐

Os veo en el siguiente ❤️

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora