XXVIII

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Cuando salí de la Universidad me esperaba de todo menos encontrarme a Pedri en la puerta de su coche, rodeado de gente, esperándome.

Había acabado el último examen y mi pensamiento de hoy era pasarlo bien y aprovechar todo el tiempo que no había aprovechado estas semanas.

Aunque sí que iba a aprovecharlos. De muchas maneras.

Me acerqué hasta Pedri y después de darle un pico bajo la atenta mirada de media Universidad, me monté en en su coche y salió del campus.

– ¿Qué tal el examen?

– Genial.– respondí con una sonrisa en mi cara.

– Me alegro muchísimo preciosa. ¿Quieres hacer algo?

– Pues ahora que lo dices...

Levanté las manos chillando sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo.

Pedri estaba con los ojos cerrados.

Estaba cagado.

La feria había empezado y le había obligado a subirse conmigo en el saltamontes.

Yo lo miré soltando una risa y le agarré las manos.

– ¡JADE QUE VOY A MORIR JODER!

La música resonaba por los altavoces mientras nos hacían saltar en el asiento y yo levanté de nuevo mis manos.

De pronto empezaron a aflojar la velocidad y dieron marcha atrás.

– No no no no no no, ni de putísima coña.– murmuró Pedri.

– ¡DALEEEEEE!

Parece que el monitor me escuchó, porque entonces cogimos velocidad y empezamos a saltar de nuevo, pero esta vez marcha atrás.

– ¡MAMÁ!

Miré a Pedri que estaba agarrando la barrera con más fuerza que un elefante, tenía los ojos cerrados y no paraba de chillar, pero no de emoción como yo.

Empecé a cantar la canción que sonaba y entonces nos inclinaron.

No habíamos tenido mejor idea que dejarme a mí en el medio, y al ser dos, yo quedaba vacía del otro lado, por eso, cuando inclinaron los asientos me resbalé.

Pedri se soltó de una de sus manos y me agarró por la cadera para apretujarme a él.

Cuando nos volvieron a colocar, nos hicieron saltar un par de veces y después paró.

Yo me bajé aplaudiendo y dando saltitos mientras mi chico salía de ahí con las piernas temblando.

Habíamos quedado con Gavi y Balde y estos nos miraban mientras se reían de su amigo.

– Al próximo que se ría le parto las pelotas.

Nos reímos los tres con más fuerza.

Miré a Pedri, que en esta atracción se había quedado abajo porque no se encontraba bien y que estaba cuidando mi bolso.

– Yo creo que va a vomitar esta noche.– dijo Balde a mi lado.

Se acercó un chico a ponernos la barrera a Balde, Gavi y a mí.

Habíamos tenido la maravillosa idea de montarnos en la atracción Inverter y estaba muy nerviosa.

Había visto a gente subirse antes, pero no me había atrevido a subirme en la vida.

Y me había ido a montar con dos locos de la cabeza.

La atracción empezó a balancearse y me concentré en mirar a ambos, que se habían ofrecido a dejarme en el medio para que no volase.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora