XXXVII

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Me desperté e intenté levantarme, pero el peso del cuerpo de Pedri me lo impidió.

Sonreí y le coloqué el pelo que tenía en la cara.

– Pedri... Arriba

Le sentí gruñir un poco y acurrucarse más a mí.

– Tu hermano va a llegar y va a verme desnuda.

Alargó el brazo y me tapó con las sábanas, lo que me hizo reír y verle sonreír con los ojos cerrados.

– ¿Si estás despierto porque no hablas?

– Porque me gusta escucharte a ti.

Sonreí.

– Vas a poder escucharme mucho.

– Siempre.– corrigió.

– Siempre.– repetí.

Le sentí sonreír.

– Venga, arriba, que vamos a llegar tarde a desayunar y me muero de hambre.– dije moviéndolo.

– Yo también.– dijo metiéndose por debajo de las sábanas y le sentí llegar hasta mi intimidad.

Entonces la puerta se abrió dejándome ver a Ansu y a Eric.

– Arr– soltó Ansu y se quedó mirándome.

– Oh dios, que asco.– dijo Eric dándose la vuelta.

– No me jodas que- ¿Pedri? ¿Estás ahí?

Pedri sacó la cabeza de debajo de las sábanas y los miró.

Joder que vergüenza.

– Que cabrón, buena manera de celebrar la victoria ehh.– soltó Ansu riéndose.

– Cállate y salid de mi habitación.– soltó Pedri.

– Encantado.– dijo Eric cruzando la puerta.

– Me lo habéis traumatizado, que lo sepáis.– dijo Ansu viendo a Eric salir de la habitación.– Os vemos abajo... Si seguís teniendo hambre.– dijo saliendo y cerrando.

Yo estaba más roja que un tomate.

Pedri me miró con una sonrisita en sus labios y le pegué en el brazo.

– ¿Cómo se te ocurre?– dije mirándole.

Él seguía riéndose mientras yo le echaba la bronca.

Lo que hizo que acabara riéndome yo también.

Cuando se vistió fuimos a mi habitación para que pudiera cambiarme y después bajamos a desayunar.

Eric nos miró con los ojos muy abiertos y Ansu nos miró sonriendo.

– ¿Qué? ¿Ya habíais terminado?

– ¿El qué?– soltó Balde metiéndose la tostada en la boca.

– Estos dos, que cuando hemos entrado Pedri estaba debajo de las sábanas.– dijo Ansu señalándonos.

– Ansu, cállate ya.– dijo Pedri.

– ¿Estabais follando a las 10 de la mañana?– soltó Ferrán riendo.

– No.– dijo Pedri.

– Sí.– dijo Ansu a la vez.

– Que no.– repitió Pedri.

Yo me senté al lado de Sira, quien me guiñó el ojo sonriendo.

Le sonreí con las mejillas encendidas y me centré en la taza de café que tenía en mis manos.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora