IV

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La cena pasó sin muchos incidentes y cuando terminamos lo obligué o más bien, le chantajeé para que me dejara fregar los platos sucios a mí.

Mientras fregaba los platos noté una mirada a mis espaldas, sabía de sobra que era él y a mí me entró la risa tonta.

– ¿De que te ríes guapa?– dijo acercándose a mí por la espalda.

– De nada. Esto me parece surrealista simplemente.

– ¿Por qué?

– Yo estoy en casa de un chico fregando unos platos mientras mi novio está dormido en un hotel que está a más de media hora de aquí.

– ¿Quieres volver?

– De hecho, no.– dije secando mis manos y me giré para mirarle.– Solo quiero que me beses.

Entonces respondió a mis peticiones y me besó. Aunque no duró mucho porque dirigió sus labios hasta mi cuello y empezó a besarlo con mucho mimo.

Pensé que iba a seguir, hasta que de pronto paró y volvió a subir a mis labios para besarme, separarse y mirarme después.

– ¿Por qué paras?– dije mirándole a los ojos.

– Tengo que llevarte al hotel, y no pienso ir más allá hasta que no hayas dejado a ese payaso.– sonrió y me besó la mejilla.

Volvimos a meternos en carretera mientras escuchábamos la radio.

El camino no fue nada incómodo y la verdad es que si no fuera porque tenía a Lucas esperándome allí e iba sospechar de que no había dormido con él, me habría quedado en casa de Pedri.

Cuando llegamos aparcó en la puerta de recepción y yo me desabroché el cinturón para después abrir la puerta.

– Jade...

– Dime.– dije antes de salir de su coche.

– Voy a llamarte y a escribirte todos los días. Deja a ese capullo y vente a vivir a Barcelona, conmigo.

Yo le sonreí algo triste. No podía irme a vivir a Barcelona todavía. Estaba terminando la carrera en Valencia y me quedaban unos meses para acabar.

Entonces me acerqué a él y le di un beso de despedida para después bajarme del coche y entrar en el hotel.

Cuando entré en mi habitación Lucas me miraba fijamente sentado en la cama.

– ¿De dónde vienes? Es la una de la madrugada.

– No podía dormir, así que he ido a ver si me entraba sueño mientras paseaba.–mentí quitándome las zapatillas.

Parece que me creyó porque no me dijo nada más.

Me puse el pijama en el baño y cuando salí, me acosté a su lado y él se abrazó a mí para dormirse.

2 meses después

Estaba de vacaciones y no podía estar más contenta ahora mismo.

Había conseguido independizarme después de mucho tiempo y trabajos a tiempo completo.

Mi apartamento no era muy grande, pero yo estaba encantada de poder estar en casa sola.

Bueno, no tan sola, porque Lucas se dejaba caer por aquí para dormir conmigo de vez en cuando.

Ya no nos veíamos mucho, porque él ya había acabado la carrera y estaba trabajando con lo cual, no tenía tiempo para nada o al menos, no tenía tiempo para mí, aunque tampoco me importaba mucho siendo sincera.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora