XXVII

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Los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina y yo estaba demasiado nerviosa.

Los chicos se pasaban todo el día diciéndome que me relajase, que iba a hacerlos bien. Pero no podía dejar de pensarlo.

Llevaba dos horas sentada estudiándome 3 temas de literatura mientras movía la pierna, nerviosa.

– Jade, a este paso me tiras el vaso.– dijo Fer agarrando su vaso de agua que estaba encima de la mesa.

Lo miré y tras disculparme aparté la pierna de la mesa y seguí moviéndola mientras me decía mentalmente todo para no olvidarlo.

Pedri entró en casa y después de dejar las llaves me dio un beso en la cabeza, saludó a su hermano y subió a la ducha.

Bajó con otra ropa y se acercó a mí, inundando mis fosas nasales con su colonia.
Estaba enamorada de esa colonia.

– Me voy, ¿te vienes?– dijo mirándome.

– ¿A dónde?– dije terminando de memorizar una frase.

– He quedado con Gavi y Balde para tomar algo.

– Bebé, me encantaría, de verdad, pero son tres temas y me estoy agobiando mucho.

– Como quieras princesa, si te apetece despejarte luego, llámame.

Asentí y me dio un pico para después salir.

Me quedé allí, tumbada en el sofá estudiando.

Habían pasado dos horas desde que Pedri se había ido y yo no era capaz de soltar todo lo que supuestamente me había memorizado.

Me sentí tan frustrada que empecé a llorar.

Fer vino desde la cocina y entonces se agachó para mirarme.

– Jade, esto sí que no. ¿Se puede saber qué pasa?

– Que no me sé nada Fer, nada. He estado aquí sentada memorizándolo todo por más de 3 horas y ahora resulta que no me acuerdo.– dije llorando más fuerte.

Fer me dio un pequeño abrazo y después se incorporó.

– Vamos

Yo lo miré mientras me secaba las lágrimas que seguían saliendo de mis ojos.

– ¿Ir dónde?

– Está claro que quedarte en casa torturándote con esto no va a serte de ayuda. Necesitas una dosis de Pedri nocturna. ¿Cuándo tienes el examen?

– Dentro de 2 semanas.– admití.

Sabía que tenía tiempo de sobra, pero me gustaba aprendérmelo todo desde el principio y así solo tenía que ir repasándolo.

Pero mi mente tenía otros planes y por lo que se ve, esto no era lo que quería.

Me vestí con unos pantalones cargo y una sudadera de Pedri y me monté en el coche con Fer.

Fer me llevó hasta un bar donde vi un reservado, y entonces les vi.

Bajé del coche dándole las gracias a Fer y cuando se fue, avancé hasta allí.

– Señorita, no puede pasar.– me dijo lo que supuse que era un camarero.

– Es mi chica

Levanté la mirada y vi a Pedri de pie, detrás del camarero.

El camarero me escrutó de arriba a abajo y entonces me dejó pasar.

– Fer me ha contado lo que ha pasado.– dijo y entonces me abrazó muy fuerte.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora