Las cosas iban más rápido de lo que me esperaba y sinceramente no me daba tiempo a asimilarlo.
La mudanza había sido sencilla y Fer dice que iba a montar una fiesta porque perdía de vista a su hermano.
Vivir a solas con Pedri era algo normal, porque ya vivíamos juntos, así que no supuso un cambio enorme.
Sira venía a verme de vez en cuando y me hacía compañía cuando los chicos se iban a jugar a otra ciudad.
Pedri se había ido esta mañana a Girona y yo estaba sentada en el sofá, demasiado aburrida.
Aunque Sira pareció leerme la mente, porque a los segundos se presentó en casa.
– Estás más tiempo en mi casa que en la tuya.– dije dejándola pasar con una sonrisa.
– Es que me encanta tu casa.
Me eché a reír y fuimos al jardín con unas tazas de té.
– ¿Cuándo vais a casaros?
Escupí el té y la miré abriendo los ojos.
– ¿Qué? Es una pregunta.– murmuró.
– No sé si quiero casarme.– admití.– No soportaría saber que un día puede que Pedri haya dejado de quererme.
– Jade, eres muy tonta. ¿No le ves? Va de esquina en esquina hablando de ti, lo tienes loquito tía.
– Ya, pero a veces la magia se apaga, Sira.
– Solo se apaga si os aferráis a la rutina, si no habláis las cosas que os duelen y sobretodo si ambas partes se cansan.
La miré y solté un suspiro mirando el agua de la piscina, inmóvil.
– Pedri es muy abierto con todo el mundo, y yo soy reservada.
– ¿Y? El que tiene que quererte es él, no los demás, y que yo sepa, su familia te adora.
– Parezco su madre.– dije mirándola.
– Porque habéis vivido y habéis pasado por cosas diferentes, tú has presenciado como la relación de tus padres moría y él sin embargo se ha criado con mucho amor.
Miré el té intentando no llorar.
– Tú no eres tu madre, Jade, y él tampoco es tu padre.
– Lo sé.
– Quizás te da miedo soltarte demasiado con él y que se aleje, pero créeme que no va a hacerlo.
– Me da miedo que se aburra de mí.– confesé mirándola.
– No va a aburrirse, Jade.
– Eso no lo sabe nadie.
Ella soltó un suspiro y juro que vi que quería matarme.
– Ábrete con él, Jade.
– Si viene esta noche, lo haré, te lo prometo.
– Eso es.– dijo sonriendo.
Sonreí y chocamos las tazas.
Sira se fue y un rato más tarde empezó a llover.
Puse la televisión mientras hacía unos resúmenes de la Universidad.
Los chicos acababan de empezar el partido y sonreí viéndole irse con el balón y hacer un pase.
El partido acabó bastante tarde y me comí una barrita de chocolate mientras terminaba los resúmenes.
La lluvia se había intensificado por momentos y me levanté para asomarme al jardín.
El agua inquieta de la piscina ahora era movida con fuerza gracias a las gotas que caían en esta.
ESTÁS LEYENDO
𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | Pedri
Novela JuvenilCuando Jade vuela con Lucas, su maravilloso y perfecto novio a Canarias de vacaciones, era para solucionar algunas de las lagunas que tenían como pareja. Lo que ella no sabía es que iba a cruzarse con alguien que que le iba a hacer cuestionarse si...