XXIII

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⚠️ Contenido Explícito

Había vuelto a casa de los hermanos González.

Aunque seguía haciéndome de rogar un poco con Pedri.

Fer lo sabía y me animaba a hacerle sufrir un poco más.

Pedri llegaba de los entrenamientos bastante tarde últimamente y parecía cansado siempre que llegaba.

Me daba tanta lástima que decidí que iba a dejar de ser tan mala con él.
Por eso le pedí a Fer que si nos dejaba la casa para ambos y este aceptó sin dudarlo.

Llamé a Rosy para que me ayudase a preparar su plato favorito: croquetas.

Siendo sincera ahora entendía porque estaban tan ricas.

Rosy había estado nombrándome todos los ingredientes y aunque me extrañé al escuchar alguno no dije nada y simplemente hice lo que me pedía.

Al final de la tarde ya tenía todo limpio y preparado para cuando él llegase.

– No les digas jamás la receta. Si no, no me lo perdonaran en la vida por decírtelo a ti y a ellos no.

Yo me reí y asentí. Sería nuestro pequeño secreto.

Más tarde colgué a Rosy y me fui a dar una ducha.

Me puse unos pantalones cortos y una de las camisetas del equipo de Pedri.

Me senté en el sofá a ver la tele y a esperarle.

Una hora después escuché la puerta abrirse y cuando miré hacia allí casi me da un infarto.

Estaba guapísimo.

Se había cortado un poco el pelo y lo traía un poco levantado hacia arriba. Llevaba una camiseta negra y unos pantalones del mismo color.

– Huele bien.– dijo dejando las llaves en una cesta que había en la entrada.

Me levanté y me acerqué a él, que me miró de arriba a abajo fijamente.

– Tengo una sorpresa para ti.– le agarré la mano y lo llevé hasta la cocina.

La mesa estaba puesta y estaba todo encima de la mesa preparado.

– No te creo.– dijo soltándose de mi agarre y se acercó a la mesa.– Croquetas...

Yo lo miré sonriendo y entonces se giró hacia mí.

– ¿Puedo?– preguntó.

– Pues claro, es tu cena.– respondí dándole una sonrisa.

Cogió una con sus manos y se la llevó a la boca para masticarla y saborearla.

– Mmmm, que rico está esto tú.– comentó cerrando los ojos.

Yo me comí una también.

– Saben igual que las de mi madre ¿cómo lo has hecho?

– Un mago nunca revela sus trucos Pedri Potter.

Él me sonrió y me agarró de la cintura.

– Tengo muchas ganas de besarte ahora mismo. Pero solo voy a hacerlo si tú me dejas.

Yo asentí y de un momento a otro su boca estaba sobre la mía.

Me llevó hasta la encimera y me cogió para sentarme en esta.

Yo abrí mis piernas para que pudiera meterse entre ellas y seguir besándome.

El beso fue aumentando la tensión y entonces le quité la camiseta para poder pasar mis manos por su espalda.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora