XIII

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Unos días después su madre volvió pero esta vez para quedarse unos días por aquí, aunque esta vez no vino sola.

El padre de Pedri estaba en la cocina ayudando a Fer a hacer una receta de no sé muy bien qué.

Pedri estaba sentado a mi lado mientras veía a su hermano y su padre.

Su padre los miró a ambos y después se sacudió la harina de las manos.

– Id los dos a por huevos anda.

Ambos se levantaron y salieron hacia el supermercado.

Iba a levantarme para dejar a Fernando solo en la cocina y no molestarle, pero entonces me miró.

– Quédate

Volví a sentarme y lo miré.

– Me suenas mucho y no sé de qué.

– Soy aquella chica del verano, que entró en tu taberna y te dijo que tenía que arreglar las cosas con su novio.

Entonces me miró fijamente y me dio una sonrisa.

– El viaje no sirvió ¿no?

Negué con la cabeza y entonces se me saltaron las lágrimas.

Fernando me abrazó y acarició mi espalda mientras yo lloraba.

Sentía rabia.

No merecía todo lo que me había pasado.

Él era quien había jugado conmigo, me engañó y encima cuando quise dejarle, me tiró por las escaleras.

Fernando me separó de él y me agarró los hombros.

– Piensa que para que la gente que va estar de verdad llegue hay que perder a las que no nos aportan.

Asentí.

– No sé muy bien la situación en la que estabas con aquel chico, pero lo que sí sé es que a mis hijos les inculqué unos valores. Tampoco sé con cual de los dos estás saliendo pero ninguno de los dos va a perder esos valores, porque ya son parte de ellos mismos.

Lo miré riéndome.

Él me sonrió.

– ¿Quién de los dos es el gamberro?

– Pedri

– Me lo imaginaba. Ha sido el más gamberro de los dos. Total, la que lió al tener algo con una chica en una piscina de una casa que había alquilado para ellos dos solos.

Lo miré un poco sorprendida.

– ¿No te lo había contado?

Negué

Se giró y siguió con la receta.

Los chicos volvieron y miré a Pedri.

¿Eso hacía? ¿Acostarse con alguna de vez en cuando y darles puerta después?

Me levanté, fui al baño como pude, me lavé la cara y suspiré.

Cuando volví nos sentamos todos a la mesa y empezamos a comer.

Todos hablaban de algo, pero la verdad es que yo no quería hablar, estaba cansada y quería dormir.

Cuando terminamos me adelanté para recoger la mesa, a lo que casi me matan.

Cuando terminé subí a la habitación de Pedri y me tumbé mirando el techo.

La puerta se abrió y entró.

Se tumbó conmigo y fue a darme un beso, pero me giré dándole la espalda.

Le escuché soltar un suspiro y después una de sus manos se apoyaron en mi cadera.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora