Pedri tenía que viajar porque tenían un partido y me había pedido que fuese con él.
Su hermano había insistido también en que fuese y acepté después de mucha insistencia.
Estaba cerrando la maleta cuando escuché a Pedri reír.
– ¿Estás echándote unos guantes con la maleta? ¿Quién va ganando?
– Muy gracioso Pedrito.
– Vuelve a llamarme Pedrito y entonces si que va a haber guantes.– dijo señalándome con el dedo.
Yo me reí y seguí con mi misión de cerrar la maleta.
Pedri se acercó y entonces con su ayuda conseguí cerrarla.– ¿Qué harías sin mí?– soltó en tono egocéntrico.
– No hacer maletas.– respondí sonriendo.
Él me miró sonriendo y después me abrazó por detrás mientras andábamos.
– ¿Soy yo o de repente me he mudado a la Antártida y estoy viendo pingüinos?– dijo Fer mientras salía por la puerta de su habitación.
– Los dos hermanos estáis de buen humor hoy ¿eh?– dije riendo.
Ellos se miraron riendo y bajamos las escaleras para preparar la comida.
Y como de costumbre me tuvieron de un lado a otro por la cocina con 500 cosas en las manos.
– Jade, eres la mejor pinche que he tenido en la vida.– dijo Fer dándome un bote de especias.
– Es la única que has tenido.– dijo Pedri riendo.
– Cállate o no comes.– amenazó Fer.
– Bueno, siempre puedo comérmela a ella.– dijo este riendo.
– ¡PEDRI!– solté mirándolo.
– Voy a hacer que no acabo de escuchar eso.– dijo Fer riendo.
Ambos se miraron y después me miraron mientras yo me ponía roja.
– Ya tenemos el tomate listo.– bromeó Pedri.
Yo le pellizqué en el brazo y él rió mientras me abrazaba.
– Cuanto amor, que asco dais.– soltó Fer.
– Ven Fer, hay amor de sobra para ti.– dije abriendo los brazos.
Pedri me bajó los brazos y yo lo miré.
– Que se busque novia, pero tú...– dijo dándome un beso.– Pa' mí.
Yo le sonreí y besé su espalda.
Fer se reía con tremenda escenita.
Cuando la comida estuvo lista nos sentamos y comimos mientras Fer ayudaba a Pedri a repasar las cosas que tenía que meter en la maleta.
Los miré a ambos sonriendo. Admiraba lo mucho que se querían y lo bien que se llevaban.
Cuando terminamos, Pedri y yo fuimos a por las cosas y nos montamos en su coche.
Jugaban en Madrid, así que cuando llegamos al aeropuerto nos montamos en el avión y me quedé dormida hasta que me despertaron diciéndome que ya estábamos.
Respiré el aire de Madrid de nuevo.
– Bienvenido al sitio de chicas guapas.– dije recordando aquella frase de Pedri.
– No está mal. Pero solo me gusta una madrileña en especial.– dijo Pedri sonriéndome.
Los chicos se dirigían al bus que iba a llevarles al hotel, mientras que Pedri y yo nos montamos en el coche de mi padre, que había venido a buscarnos.
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𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | Pedri
Teen FictionCuando Jade vuela con Lucas, su maravilloso y perfecto novio a Canarias de vacaciones, era para solucionar algunas de las lagunas que tenían como pareja. Lo que ella no sabía es que iba a cruzarse con alguien que que le iba a hacer cuestionarse si...