XIV

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Cuando me desperté a la mañana siguiente el otro lado de la cama se encontraba vacío.

Bajé y me llegó el olor de pan recién tostado.

Entré en la cocina viendo a Rosy sacar el pan de molde de tostadora.

– Buenos días Rosy.– dije entrando en la cocina.

– Hola hija, ¿tienes hambre?

La miré negando un poco.

– Tengo el estómago un poco revuelto.

– Pues por eso, come y verás como se te asienta.

La miré y haciéndole caso me senté a la mesa y comí un poco de una tostada.

– ¿Qué tal con mi pequeño?

Tosí un poco. No me esperaba aquella pregunta.

– Estamos bien, aunque vamos poco a poco. Quiero que él se sienta cómodo y yo quiero superar mis problemas de la anterior relación.

– Jade... respetaos mutuamente. No hay cosa que peor se haga que es perder el respeto hacia alguien, y más si es alguien a quien quieres.

Yo asentí metiéndome otro trozo de tostada en la boca.

– Espero que Pedri lo haga bien. Les hemos enseñado bien en casa, o eso creo.

– Sus hijos están muy bien educados Rosy. Son tan dulces, amables, simpáticos y atentos como sus padres.

Ella me sonrió y me acarició la mejilla.

– ¿Qué tal la pierna?

– Bueno, parece que ya va a mejor, Pepi me curó anoche así que gracias a la ayuda de ambos va todo bien.

Tras aquello la puerta de la casa se abrió haciendo sonar barullo por toda la casa.

Padre e hijos entraron con algunas cajas de cartón y las dejaron en el salón.

Rosy agarró mi mano y sonrió.

– Ven aquí.– dijo llevándome hasta el sofá.

Me sentó y se sentó a mi lado sacando un álbum de fotos.

– Oh no.– dijo Pedri.

– Oh sí.– exclamamos su madre y yo a la par.

Abrió el álbum y nada más hacerlo me encontré con un bebé con el culo al aire.

– Ese es Fer.– dijo Rosy viendo la foto.

– Que bonito.– reí.– El culo, digo.

Fer me miró y me hizo una mueca riendo.

Rosy pasó la página y encontré otra foto de los dos hermanos.

Ambos con la camiseta del Barça y posando para la foto.

Al pasar la página había otra, de Pedri, con el balón en las manos.

Miraba a cámara sonriente.

De pequeño era más bonito y adorable.

Iba a comerme esos cachetes.

Miré a Pedri sonriendo y él puso los ojos en blanco.

– Pedri, sales muy adorable

Él se puso rojo y su hermano empezó a reírse de él, lo que hizo que Pedri le tirase un cojín y este se lo devolviese, originando una pelea de hermanos.

– Ya vale los dos, sois como críos.– dijo Rosy riendo.

Ambos seguían pegándose con el cojín en la cara.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora