XXXIX

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El partido contra Japón no había terminado bien y el de Marruecos tampoco.

Acabábamos de ser eliminados del Mundial.

Los chicos llevaban unas semanas desanimados y solté un suspiro pensando en que odiaba verles así; verle así.

Hasta que un día después de llegar de clases fui hasta la habitación y entré.

Pedri estaba dormido, como estaba acostumbrándose a hacer.

Me acerqué y lo desarropé haciendo que se despertase de golpe.

– Arriba.– ordené.

– Jade, no tengo ganas.

– He dicho que arriba.– repetí.

Me miró a los ojos y entonces se sentó en la cama para después levantarse.

Me siguió bajando las escaleras y entré en la cocina.

– ¿Qué?

– Vamos a preparar croquetas, quiero que me ayudes.

– Jade no-

– Me da igual lo que quieras ahora mismo Pedri, tienes 20 años y vas a caer en una depresión. No pasa nada por perder, tenéis muchos años para ganar ¿vale?

Soltó un suspiro y entonces se apoyó en la encimera para después mirarme.

– ¿Dónde me necesitas?

– Quiero que hagas la bechamel conmigo, así que bate los huevos.

Él aceptó y empezó a batir el huevo mientras yo echaba los demás ingredientes en un bol para después mezclarlos con el huevo.

Cuando terminó cogí la masa de la nevera y la empecé a mezclar con los huevos que él había batido mientras él me supervisaba desde detrás.

Hice la forma y entonces vi que agarraba una sartén y le echaba un poco de aceite para esparcirla.

Fui echando las croquetas a la sartén y él se encargaba de darles la vuelta y sacarlas para ponerlas en el plato.

Estábamos terminando cuando la puerta de casa se abrió, unos minutos después Fer entró en la cocina olisqueando como un perro.

– Huele a croquetas...

– Son croquetas.– dije mirándole.

– Te amo.– soltó asomándose para vernos.

– Eh, ojo.– contestó Pedri mirando a su hermano fijamente.

Cuando terminamos, Fer fue encantado a poner la mesa y me acerqué a Pedri para abrazarle.

– ¿Vas a seguir triste?

Él me miró sin nada que decir y me puse de puntillas para darle un beso, el cual correspondió.

Fer entró y nos separamos mientras su hermano cogía la bandeja de las croquetas y se comía una.

– Lávate las manos primero, guarro.– soltó Pedri mirándole.

Me reí viéndoles.

– Vamos a comer o nos quedamos sin ellas.– dijo Pedri dándome una pequeña sonrisa para después salir de la cocina.

Lo seguí y nos sentamos a comer mientras los dos hermanos discutían por ver algo en la televisión.

Finalmente acabé quitándoles el mando y puse un programa de arreglo de casas.

Ambos bufaron al principio, pero después se negaron a que cambiase de canal, así que los dejé allí, ensimismados con el programa mientras recogía la cocina.

Vi a Pedri entrar por la puerta y se acercó a mí poniéndose detrás para darme besos en la nuca.

Sonreí mientras sentía los escalofríos recorrer mi cuerpo.

– Gracias.– dijo sin dejar de besarme.

– ¿Por qué?

– Por sacarme del agujero negro que había empezado a cavar.

– No me des las gracias por eso, porque voy a hacerlo siempre.

– Te quiero.– soltó.

– Te quiero.– respondí sonriendo.

Me giró y agarró mi cara para darme un beso y después me pegó a él para acorralarme contra la encimera.

Sonreí cerrando los ojos cuando empezó a bajar los besos por mi cuello y hombros.

Mis manos acariciaron su espalda desnuda.

– Acaban de construir una piscina de más de 4 metros de profundidad.– dijo Fer entrando en la cocina.

Su hermano se apartó de mí y lo fusiló con la mirada mientras yo me tapaba la boca para evitar reírme.

– ¿Tú de qué te ríes?– preguntó Pedri mirándome burlón.

– De lo bien que os lleváis.– contesté sonriendo.

Pedri le lanzó un plátano a su hermano cuando salía de la cocina y este se giró para mirarle.

Entonces ahí empezó la persecución extrema.

No podía parar de reírme viendo a Fer perseguir a Pedri con un plátano en las manos mientras este se partía de risa huyendo por la casa.

Sonreí al verle tan contento.

Sabía que el fútbol era importante para él pero sabía que para poder lograrlo todo iba a necesitar tropezar varias veces y levantarse otras tantas.

También era consciente de que iba a estar ahí en todos esos tropiezos haciéndole ver que ya le faltaba poco, aunque para mí ya era admirable.

Y de verdad, le admiraba.

Era un chico sencillo que no solía abusar del dinero que ahora ganaba, humilde, un poco despistado y bastante desordenado.

Y así es como le quería y como me había enamorado de él.

Le conocí en el bar de sus padres con el pelo aplastado y empapado por el agua del mar y 1 año más tarde, seguía igual, nada había cambiado dentro de él.

Y también lo admiraba por ello.

Admiré que viniera a buscarme a casa de Lucas aquella noche, admiré que me defendiera delante de mi madre y le he admirado en todos y cada uno de los partidos que ha jugado tanto en los que ha ganado como en los que ha perdido, porque tiene el valor de seguir y no rendirse.

Salí de mis pensamientos cuando Fer se escondió detrás de mí, protegiéndose de su hermano.

– Eso no vale, y quita las manos de mi novia.– dijo Pedri apuntándole con el plátano.

– Solo me apartaré si prometes que no vas a devolvérmela.

– ¿Acaso he roto alguna promesa?

– No sé, ¿dónde están aquellos cinco euros que me prometiste por cubrirte de mamá y papá en una fiesta?– contestó Fer.

Pedri me agarró moviéndome y entonces Fer volvió a salir corriendo mientras Pedri le perseguía.

– Has prometido no pegarme.– dijo Fer dándole la vuelta al sofá.

– Nunca cumplo promesas.– dijo Pedri saltando el sofá y agarrando a su hermano para tirarse al suelo juntos.

Me subí al sofá y me asomé por detrás para encontrármelos comiéndose cada uno la mitad del plátano.

– ¿En serio?– dije riendo.

– ¿Quieres?– preguntó Pedri levantando su trocito.

Negué con la cabeza mirándole sonriendo.

Era tan fácil hacerle sonreír...

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Fer... Pedri      Pedri... Fer

Vaya dos personajes, me lo paso pipa escribiendo sobre ellos.

Os veo en el siguiente 🫶🏻🫶🏻

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora