VII

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Barcelona era una pasada, la mirases por donde la mirases.

Había empezado a andar y sin darme cuenta había acabado en Las Ramblas y con el sol cayendo.

Miré la hora sorprendida de que fuera tan tarde y entonces emprendí el camino hasta la casa de Pedri.

Cuando llegué toqué al timbre y Fer apareció al otro lado.

– Pienso hacerte copia de las llaves.– dijo mientras se apartaba para dejarme pasar.

Sonreí y me sonrojé un poco.

Pedri no había llegado todavía, así que Fer y yo nos picamos para ver quien ganaba al Monopoly.

Llevábamos un rato jugando y yo ya tenía casi todo el dinero y las propiedades cuando la puerta se abrió y una voz que conocía de sobra rompió el silencio.

– Estoy en casa.– dijo dejando las llaves en una cesta y acercándose al salón.

Fer me miró mientras me daba más billetes.

– Joder, no quiero jugar más, soy muy malo.

Pedri se carcajeó y se sentó a mi lado después de besar mi cabeza.

– Mi chica sabe de todo.

Sonreí y vi como Fer se levantaba diciendo que estaba haciendo trampas mientras Pedri le decía que era muy malo.

Su hermano al escucharle se abalanzó contra él y empezaron a pegarse con los cojines del sofá

Yo no podía parar de reírme con aquella situación.

Eran como dos niños pequeños.

Un cojín aterrizó en mi cara y se me cortó la risa en el momento.

Los hermanos me miraron muy serios y después se miraron el uno al otro.

Cogí dos cojines con cada mano y les di a los dos en la cara.

Ellos rieron y yo me levanté sonriendo.

Estaba apunto de ir a la cocina cuando mi teléfono sonó.

Miré el nombre de Lucas en la pantalla y me fui hasta la cocina para responderle.

– Cariño...– dije mirando por la ventana.

– Joder Jade, ¿puedes cogerme el puto teléfono? Llevo todo el día llamándote.

Iba a contestar cuando de repente sentí unos labios morder mi cuello y cerré los ojos.

Entonces Pedri se acercó a mi oído y me susurró haciendo que casi me cayese de culo.

– Contéstale nena

Yo tragué saliva y empecé a hablar sin ser consciente de que estaba diciendo.

– Lo siento Lucas. Estaba en el museo y me dijeron que debíamos poner el móvil en silencio.

Los labios de Pedri besaban toda la superficie de mi cuello y mis hombros.

– A mí si me respondes cariño...– susurró Pedri mientras mordía el lóbulo de mi oreja.

Escuché a Lucas hablarme al otro lado de la línea.

– Jade, estoy deseando que vuelvas ya. Esto es un aburrimiento sin ti.

Que jodida mentira.

– Lucas, no llevo ni 3 días.

– Me la suda, es mucho tiempo. Y estás sola por ahí, rodeada de subnormales que quieren meterte mano.

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora