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Me habían dado el alta un rato después y tras pasar por mi casa y recoger algunas de mis cosas, Pedri me llevó hasta el helicóptero del que me había hablado para llevarnos a Barcelona.

Cuando llegamos me tumbó en el sofá y me miró mientras observaba unos papeles.

– Tienes que tomarte la medicación por la noche y por las mañanas. La cura tiene que hacerse cada 4 horas.

Lo miré y miré mi muslo que estaba vendado.

Pedri miró su reloj y me miró.

– ¿Tienes hambre?

Asentí.

– Voy a preparar la comida y después tengo que curarte.

Asentí y le vi irse a la cocina.

Cuando terminó me trajo la comida hasta el sofá y me tapó para no mancharme.

Se sentó a mi lado con su plato y comimos mientras veíamos un programa de la tele.

Cuando recogió empezó a ojear de nuevo la hoja para saber como curarme y entonces le vi volver de la cocina con un maletín y dejarlo a mi lado en el sofá.

Me miró y después miró el maletín.

– Quítate los pantalones Jade.

Lo miré quitándome la manta que tenía por encima e hice lo que me pedía.

Dejé caer los pantalones por algún lugar del sofá y le vi tragar saliva y cerrar los ojos.

Agarró mi pierna con cuidado y la estiró mientras que la otra me la abría con cuidado también.

Se agachó un poco para empezar a quitar la venda que estaba envuelta en mi muslo.

Cuando terminó de quitarla la tiró al suelo y abrió el maletín sacando algodón y un poco de vetadine.

Estaba embobada viéndolo curarme la herida.

Rozaba la zona con mucho cuidado y dejaba algún que otro beso en mi pierna.

Creo que ambos estábamos tan perdidos el uno en el otro que ninguno se enteró de que la puerta de casa se había abierto y de que alguien acababa de entrar al salón.

– ¡JODER!

Me asusté mirando hacia arriba y me encontré con Fer tapándose los ojos.

Vi a Pedri sonreír y ponerme otra venda limpia.

– Fer, puedes estar tranquilo, estoy curándole una herida.– dijo mientras me tapaba con la manta.

Fer se destapó los ojos y nos miró, se acercó a su hermano para pegarle una colleja.

Este se quejó y se sobó la nuca.

– Iba a matarte por ponerte aquí a echar un polvo, joder.– dijo y puso sus ojos en mí.– Enséñame la herida Jade.

Me destapé un poco y le enseñé el vendaje.

– Joder, te dejamos sola un día y casi te arrancan la pierna.– dijo sonriendo un poco.

Le sonreí.

Estos dos sabían como animar a alguien.

Después de aquello nos sentamos a ver una película y cuando acabó nos dedicamos a jugar al parchís.

Fer se ofreció a curarme la herida esta vez.

– Ni de coña.– dijo Pedri

– ¿Por qué?

– Porque tiene que quedarse semidesnuda Fer, no voy a dejarte aquí viendo mis vistas.

Miré a Pedri incrédula y su hermano volvió a darle otra colleja.

– Idiota. No tengo el más mínimo interés en quitarte a la chica.

Pedri acabó aceptando a regañadientes y mientras él hacia un pedido para cenar Fer trajo el maletín de nuevo.

Para no incomodar, me bajé el pantalón yo sola y estiré la pierna.

Vi a Pedri situarse detrás de su hermano mientras hablaba por teléfono.

Fer me miró mientras agarraba algodón y echaba vetadine y destapaba la herida.

– Joder Jade. ¿Con quién te has pegado? ¿Con un tigre de bengala?

Reí suavemente.

Fer empezó a curar la zona mientras me hablaba de cosas que no tenían mucho sentido.

Pedri no nos quitaba ojo de encima y cuando Fer terminó de curar se acercó y me tapó con la manta.

El timbre sonó y Fer fue a abrir mientras que Pedri llegaba hasta mí con la pastilla que me tocaba en la cena.

Nos pusimos a cenar y me tomé la pastilla.

Pusimos otra película a la que el único que estaba haciéndole caso era Fer.

– ¿Tres?– dijo Pedri detrás de mí.

– Sí Pepi. Divides el pelo en tres partes iguales y luego el mechón de la derecha lo pasas al medio y el de la izquierda después también y así sucesivamente.

– ¿Pero y el que estaba en el medio?

– Shhhhh

Miré a Fer quien nos asesinaba con la mirada.

– Lo siento Fer, es que no es capaz de hacerme una trenza.

Fer paró la película, se sentó al lado de Pedri y detrás de mí y peinó un poco mi pelo.

Después le sentí dividir mi pelo en tres y empezar a pasar mechones al medio ágilmente.

Cuando acabó la trenza la soltó y miró a su hermano.

– ¿Cómo sabes hacer eso? ¿Puedes repetirlo?– dijo Pedri en shock.

– No es tan difícil Pepi.

Estuvimos 2 horas seguidas intentando que Pedri aprendiese a hacerme una trenza.

Fue un trabajo difícil y yo creía que Fer lo mataba en cualquier momento, pero tras muchos intentos, sangre, sudor y lágrimas, conseguimos que me hiciera una trenza bastante decente.

Tras la sesión de peluquería Fer me dio un beso en la cabeza y se marchó a dormir.

Pedri me agarró en brazos y subió conmigo a su habitación.

Me dejó en la cama y me arropó para después acurrucarse a mi lado.

Yo miré el techo y después le miré.

La oscuridad no me permitía verle la cara.

– ¿Estás despierto?

– Sí.

– Gracias

– ¿Por qué?

– Por salvarme. Había ido para dejarle y ya iba cabreada porque había discutido con mi madre

– ¿Y por qué discutisteis?

– Porque a ella no le parecía bien la idea de que dejase a Lucas. Dijo que iba a arrepentirme y de que él me quería con locura.

Escuché un bufido a mi lado y después sentí sus manos en mi cintura.

– Jade, no me lo agradezcas ¿vale? Habría hecho cualquier cosa por ti.

Acaricié su mano y le sentí quejarse.

Encendí la luz y vi las heridas en sus nudillos.

Acabé curándole las heridas de los nudillos mientras él me miraba.

Lo miré y le sonreí suavemente.

Sabía que estaba entrando en un pantano profundo, pero ya no había escapatoria o al menos, no quería verla.

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Fer y Pedri son lo más random que hay en este mundo JAJAJAJAJAJAJA

Os veo en el siguienteeee 💙

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora