VI

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Después de aquella grandiosa visita de Pedri parece que las cosas iban a salir mejor.

Hasta que Lucas volvió y esta vez parecía una lapa.

Venía a mi casa todos los días.

Empecé a sentirme acosada, porque me seguía a donde fuera.

Había tenido que echarme amigas y amigos nuevos para que pudiera salir sin tener que sentirme vigilada.

Este fin de semana iba a Barcelona a una exposición de arte con mi compañera de carrera.

Le había dicho a Lucas que era todo el finde.

Había insistido en acompañarme, pero los profesores me ayudaron diciéndole que no estaba bien visto que viniera otra persona que estaba en otra facultad.

Llamé a Pedri diciéndole que dormiría ese finde con él.

A lo que me acogió en su casa sin ningún problema.

Cuando llegué, me abrazó y me plantó un beso que me dejó mareada.

Había estado llamándole desde el teléfono fijo de mi casa para contarle lo ocurrido con Lucas y este solo sabía insultarle y despotricar.

Me encantaba ver a Pedri celoso.

– ¿Qué tal el viajecito?

– Bueno, normal, aunque la exposición ha sido un aburrimiento.

– He preparado una ensalada para cenar, te lo digo por si tienes hambre.

– Pedri... En estos momentos eres mi persona favorita.

Fuimos a la cocina y empezamos a cenar.

Un rato más tarde Fer llegó y se sentó a cenar con nosotros.

Los dos hermanos me tenían tanto aprecio...

Creo que nunca podría agradecerles todo el aprecio y amor que me tenían.

Cuando he estado hablando con Pedri siempre me decía que Fer le preguntaba por mí, y que cuando iba a volver a pasarme por su casa.

Sentía que estaba cenando con dos personas que conocía de toda la vida.

Aunque Pedri y yo nos echábamos miraditas a cada instante.

Había demasiada tensión acumulada.

Tras la cena, nos pusimos los 3 a jugar al UNO.

Cosa que fue bastante chistosa, porque Fer se cansó diciendo que hacíamos trampa o que nos uníamos para hacerle perder.

Indignado, Fer se fue a su habitación, no sin antes besar mi cabeza, desearme buenas noches y sacarle el dedo del medio a su hermano, quien le respondió de la misma manera mientras se reía.

– ¿Qué tal con Lucas?– preguntó Pedri cuando llegábamos a su habitación.

– Está insoportable, de verdad. Viene a mi casa a dormir todos los días, me sigue a cada sitio que voy, me pregunta con quien, cuando y donde voy a salir... Pero él sigue acostándose con todas las que quiere y más.

– Jade... Le odio. Tengo muchas ganas de besarte y reclamar lo que es mío.

Le sonreí.

– Pedri, cariño. He venido a tu casa porque te necesito. Me encanta cuando me acaricias los brazos, cuando me miras, esa manera de hablarme, como me cuidas, como me cocinas...

Tras aquello me dio una sonrisa que contagió la mía.

Nos metimos en la cama y me acurruqué a él.

No necesitábamos hablar, porque el silencio lo decía todo.

Mi móvil empezó a sonar.

Lucas me estaba llamando.

Le enseñé el teléfono a Pedri y lo cogí.

– Que.

– Jade. ¿Estás en el hotel ya?

– Dudo que una exposición dure 10 horas.

– ¿Estás sola?

– Lucas, sí, estoy sola, y con un sueño que me caigo, déjame dormir. Joder.

Tras aquello, colgué.

Vi como Pedri me sonreía y me abrazaba, atrayéndome a él.

Me acurruqué y cerré los ojos.

Me quedé dormida escuchando como latía su corazón.


A la mañana siguiente tenía como 10 mensajes de Lucas diciéndome que no volviese a hablarle de aquella manera y que no le colgase si estábamos hablando.

Fui a la cocina de Pedri y miré alrededor pensando en que podía hacer para desayunar.

Tras pensar durante al menos 5 minutos opté por algo fácil y rápido.

Empecé a buscar todos los ingredientes que necesitaba por la cocina. Me sorprendí cuando encontré que tenía todo lo que necesitaba.

Se notaba que les gustaba la cocina.

No me enrollé mucho más y fui echando todos los ingredientes dentro del bol mientras mezclaba otros ingredientes en otros.

Encendí la vitrocerámica y eché un poco de aceite en un sartén y la dejé ahí para que se calentase un poco.

Un poco después empecé a echar poco a poco mezclas de ambas en la sartén y cuando ví que estaba funcionando le daba la vuelta.

Estuve como media hora haciendo tortitas y después, cogí miel y les eché un poco por encima.

Escuché ruido de las escaleras y vi a Fer aparecer en la cocina.

– Huele bien. ¿Qué has cocinado pinche?– dijo sonriendo y acercándose a mí.

– Tortitas. Sírvete todas las que quieras. Además, quiero saber como están.

Fer asintió cogiendo un tenedor y cortó un pedazo metiéndoselo en la boca y saboreándolo.

Cerró los ojos y asintió mientras me enseñaba el dedo hacia arriba.

Sonreí orgullosa y lo miré mientras hacía algo de café.

Pedri bajó unos minutos después y nos miró a ambos con cara de recién levantado.

Estaba guapo hasta así.

– Buenos días eh hermanito.– dijo Fer comiendo tortitas.

– Hm...– saludó Pedri mientras se acercaba q nosotros.– ¿Quién ha hecho tortitas que me lo como a besos?

– Tu novia.– dijo Fer bebiendo café.

Pedri y yo nos miramos tras escuchar a Fer decir aquello y nos sonrojamos.

– Que bobos sois.– dijo Fer comiendo.

Pedri me dio un beso en la mejilla y se sentó a mi lado.

Desayunamos mientras Fer nos contaba lo que tenía que hacer esa mañana, acabó y se despidió yéndose de la cocina.

Pedri me dijo que tenía entrenamiento y que sin quería acompañarle.

Quería acompañarle, pero sólo pensar en que iba a tener cámaras y a fans suyos por todos lados me echó para atrás.

Le dije que yo iría a pasear un poco por Barcelona y así hacía un poco de turismo.

Él asintió y tras despedirse besando mi cabeza recogí la cocina y subí a su habitación.

Estuve viendo sus estanterías, sus cuadros con gente del equipo y su familia.

Me vestí y me permití cogerle una sudadera, me la puse y salí de la casa.

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Parecen una familia y todo je je je.

Pedri es mi protegido en la vida 🥹

𝐌𝐎𝐓𝐇 𝐓𝐎 𝐀 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄 +18 | PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora