Capitulo 4

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Esto último confundió por completo al de ojos carmesí.

Sebastian: ¿Antes de que regrese el Amo Vincent?

Ciel: Así es... -Respondió.

Sebastian: Je. Bueno, eso sí, amerita una razón, ¿No lo crees?

El muchacho lo pensó por un momento, dejando en completo suspenso a su contrario.

Ciel: La hay. -Dijo, luego de un rato- Pero, aún no puedes saberla.

Sebastian: ¿Cuándo, entonces?

Ciel: Mmm... Cuando hayamos logrado irnos. Ahí lo sabrás.

No hubo más preguntas por parte del azabache, solo se dedicó a abrazar al muchacho fuertemente contra su pecho.

Sebastian: Entonces, prepararé todo para irnos lo antes posible. -Le susurró con dulzura- Vivirás conmigo y finalmente, podremos despertar juntos, uno al lado del otro. Tal y como siempre has querido.

El menor se acurrucó más en su reconfortante pecho y asintió con su cabeza a todo lo que decía. Con tanto que pensar y hacer mañana, ambos decidieron que lo mejor era descansar y reponer energías para comenzar con su plan.

Al Día Siguiente.

El reloj de la habitación marcaba las 8:00 AM y el joven conde comenzó a despertar de su sueño profundo. Se frotó los ojos removiendo un poco sus lagañas e intentó encontrar al hombre con el que pasó la noche anterior, pero, no estaba a su lado como esperaba.

Ciel: Típico. -Espetó con una mueca de molestia, la cual fue reemplazada inmediatamenre por una leve sonrisa- Pronto esto cambiará.

Y con esa actitud el día empezaba para Ciel Phantomhive. Se quitó las sábanas de su cuerpo para levantarse e ir directo al baño, dónde tomaría una merecida ducha. Cuando, de pronto, la puerta se abrió casi de inmediato y quién la abría, no era otro que su mayordomo.

Sebastian: Bocchan, está despierto. -Espetó al verlo parado allí- Debería haberme llamado para que le ayudara.

Ciel: Por supuesto. -Respondió- Pensé que estarías ocupado arreglando todo para irnos, por eso no te llamé. Supuse que no estarías en la mansión.

Sebastian: En realidad, me levanté temprano en la mañana y adelante algunas cosas. -Le informaba, al mismo tiempo que se acercaba al muchacho- Debe saber que ya conseguí el lugar en el que viviremos.

Ciel: ¿¡Qué!? ¡Tan rápido! -Exclamó, genuinamente sorprendido por la efectividad del hombre.

Aunque no había nada de qué sorprenderse. Siempre había sido así, desde el día en que se convirtió en su mayordomo. Siempre eficiente, siempre obediente y muy leal.

Sebastian: No debería quedarse así a plena luz del día, cualquiera podría entrar y verlo. -Decía, al mismo tiempo, que cubría su cuerpo desnudo con una toalla y en un rápido acto, llevó sus labios a su oreja- Eso me pondría muy celoso, Bocchan.

El chico tragó saliva ante las palabras de su contrario.

Ciel: E-está bien. -respondió, sonrojándose levemente por la vergüenza.

Sebastian: Le contaré los detalles durante el baño, ¿Le parece bien?

Él solo asintió para mostrar que estaba de acuerdo. Y, así fue, mientras ayudaba al menor a ducharse, le contó con lujo de detalles todo lo que había hecho en apenas unas horas. El joven Phantomhive tampoco dejó de escuchar atentamente cada palabra de lo que decía su mayordomo. Media hora después, ya se encontraban en el despacho del menor, coordinando y organizando un par de cosas más sobre el asunto.

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