POV. T/N
Las manos del azabache acariciaban suavemente el contorno de las caderas del chico, mientras su boca se entregaba con una pasión abrazadora y apremiante. Sus lenguas se entrelazaban en un juego sensual, absorbidos por el calor del otro hasta que la necesidad de aire los obligaba a separarse.
Ciel: Sebastian... -Suspiró su nombre mientras el mencionado se apartó un poco para mirarle- Por favor, solo por esta vez, déjame ser yo quien te complazca. -Pidió con anhelo.
Sebastian: ¿Quieres estar arriba? -Le preguntó y el chico asintió- Está bien, puedes hacerlo.
Ciel: ¿En serio? -Volvio a cuestionarle con un poco de asombro.
Sebastian: Cariño, este premio es especial para ti y quiero que lo disfrutes al máximo. -Le dijo con sensualidad tomandolo de su mentón y mirandolo fíjamente- Si te complace hacerme venir, entonces no voy a detenerte. Esta noche, tú serás quien tome el control y yo estaré aquí para hacer todo lo que desees.
El joven sonrió y volvió a besarlo antes de poner en marcha su plan. Primero, le indicó que se sentara y se apoyara en el respaldo de la amplia cama. Luego, se encargó de quitarse sus pantalones, quedándose solo en ropa interior, ya que la camisa hacía tiempo que había sido quitada por el hombre que lo observaba atentamente, humedeciendo sus labios y quedando fascinado por la seductora imagen que tenía frente a él.
Ciel: ¿Te gusta lo que ves? -Le preguntó y el hombre se tomó un momento para observarlo detenidamente antes de responder.
Sebastian: Uff... no puedes imaginar cuántos planes tengo para hacer contigo. -Fue su respuesta antes de intentar tocar al chico, pero este lo detuvo.
Ciel: Dijíste que esta noche yo sería quien estará a cargo y tu solo obedecerás, entonces obedece y solo espera a lo demás. -Le dijo y con estas palabras dio pie a su siguiente paso.
El joven se acercó hacia el hombre, recordándole a un gatito con su belleza, travesura y sensualidad. El "gatito" apoyó su cabeza en las piernas del hombre y la acarició de manera provocativa. Después, sus manos traviesas se deslizaron hacia la cremallera del hombre, bajándola lentamente para incrementar el deseo. Cuando Ciel supo que el pantalón estaba abierto, sabía que lo mejor estaba por venir.
Sus delicadas manos se atrevieron a descubrir el enorme bulto que se encontraba sofocado por la molesta ropa interior.
Ciel: Vaya, vaya. Parece que este perro es un pervertido. Si deseas tanto a tu Amo, entonces dilo.
En ese momento, el muchacho tomó su viríl miembro y lo llevó a su boca, tratando de engullirlo por completo, pero fallando en el intento.
Sebastian: Tranquilo... -Le dijo, acariciando suavemente su cabeza- Solo hemos hecho esto una vez, así que no te apresures a ir más allá de tu límite.
Ciel comprendió y solo decidió dejar ese paso atrás y pasar al siguiente. Continuó gateando, esta vez hasta que pudo montarse sobre aquel hombre quien no dudó ni por un segundo en recibirlo en su regazo.
En ese momento, Sebastian tenía claro lo que Ciel deseaba hacer. Con valentía, decidió unir nuevamente sus labios con él y ayudarlo en esa situación. Ciel no pronunció palabra, simplemente siguió el ritmo de sus lenguas mientras Sebastian estimulaba su miembro con su mano. Luego, Ciel se elevó ligeramente para que Sebastian pudiera penetrarlo suavemente.
Se separaron por aire, pero al mismo tiempo que lo hicieron el más joven soltó un gran espasmo de dolor, casi logrando que se escuchara por toda la habitación o incluso por la mansión.
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Solo Mio
DiversosEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...