POV. Sebastian
Luego de mi conversación con el hermano de Ciel, y de que este, se haya ido repentinamente, decidí que no le contaría nada sobre lo sucedido, ya que no quisiera provocar una riña entre ellos y que por mí culpa tengan que terminar como Claude y yo, encerrados en una habitación, obligados a hablar.
Apenas amaneció y yo, ya me encontraba de pie junto a la ventana corriendo las cortinas, dejando entrar la suave brisa matutina y los esplendorosos rayos de sol que se infiltraban por la misma, alumbrando toda la habitación en cuestión de segundos.
Sebastian: Buenos días, Joven Amo. -Saludé de manera cordial acercándome al pequeño bulto que se movía bajo las sábanas.
Ciel: ¡Ugh! ¡Cierra la ventana, entra demasiada luz! -Se quejó suavemente mientras se ocultaba aún más bajo las delicadas sábanas de seda.
Sebastian: Sabes que no es saludable para ti dormir hasta tarde. -Le indiqué mientras suavemente retiraba las sábanas y le brindaba ayuda para levantarse- Entiendo que puedas estar cansado por los acontecimientos de anoche, pero no puedes permitirte adquirir malos hábitos. Es importante que te levantes temprano y, sobre todo, que te duches.
Ciel: Hace frío.
Sebastian: No te preocupes, he preparado la tina con agua caliente, así que no habrá ningún problema. -Dije esto mientras lo cargaba con suavidad en mis brazos y lo llevaba al cuarto de baño.
Una vez en el baño, procedí a sumergir cuidadosamente su frágil cuerpo en el agua caliente, observando cómo se relajaba al sentir la tibieza del líquido y disfrutaba del dulce aroma a lavanda que llenaba el espacio, después de haberlo limpiado con toda dedicación.
Sebastian: Se siente bien, ¿no es así?
Ciel: Sí... se siente realmente bien... -Suspiró mientras inclinaba la cabeza hacia atrás.
Por un momento, me quedé sin palabras al no saber cómo continuar nuestra conversación. En cambio, solo lo miré con ternura mientras se mantenía relajado.
Ciel: Sebastian, noto que estás muy callado. ¿Pasa algo? -Dijo de repente mientras me miraba. Tuve que ocultar mi sorpresa y forzar una sonrisa.
Sebastian: Para nada, todo está bien. -Dije, ocultando mi tristeza tras esa falsa sonrisa.
Parecía no sospechar de lo que le dije, pero en sus labios traviesos se dibujó una sonrisa y me miró con picardía.
Ciel: Oye, Sebastian... ¿no quieres ducharte conmigo? Mi padre no llegará hasta después y hay suficiente espacio aquí para ambos. -Su sonrisa burlona era tan tentadora que era difícil resistirme.
Sebastian: ¿No te pareció suficiente lo que hicimos ayer?
Ciel: Realmente, no.
Sebastian: Eso debería ofenderme.
Ciel: No me refiero a eso, solo digo: ¿Por qué no repetir lo de anoche, hoy? -Aclaró coqueto- Me gustaría que me mostraras algunas poses más atrevidas para que pueda familiarizarme con ellas.
Esto es incríble, este muchacho no tiene límites, ¿en serio quiere que le enseñe algo como esto?
Sebastian: Lo lamento, pero la respuesta es no. -Dije, resistiendome con todas mis fuerzas a sus encantos.
Pude escuchar un leve chasquido de su lengua, pero decidí no darle mucha importancia y me enfoqué en buscar el shampoo para comenzar a masajear su cabello.
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Solo Mio
De TodoEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...