La mañana llegó tan inesperada como siempre. Los rayos de sol se filtraron levemente por la ventana de la habitación principal donde se encontraban durmiendo juntos, aquellos que una vez fueron considerados algo.
Una pequeña onda de calor invadió a uno de ellos, logrando hacer que se despertara por completo.
Ciel: Uhh... -Se quejó levemente, estirandose sobre su lugar.
No pasó mucho para que Ciel se percatara del individuo que dormía plácidamente a su lado. No obstante, tampoco tenía la menor intención de hacerse notar. Pero algo que él no sabía era que eso no iba a ser necesario.
Sebastian: ¿Vas a huir? -Le preguntó, agarrandolo suavemente del brazo.
Ciel: No huyo de nada. Ya amaneció, así que no veo razón para seguir aquí. -Respondió seco e indiferente.
Sebastian: Pero apenas son las 06:30AM, es muy temprano. ¿No podrías quedarte un poco más?
Ciel: Debo volver a-
Sebastian: Por favor... -Interrumpió suavemente- Solo será un rato. Consideralo mi paga por haberte cuidado toda la noche.
Dudoso, aunque consciente de que aquello era cierto, Ciel no tenía otra opción más que concederle aquella pequeña peticón al individuo.
Ciel: Está bien, pero solo un rato más. -Dijo, para luego volver a recostarse cómodamente de frente a aquel hombre.
Sebastian, por otro lado, se sentía dichoso de poder estar de esa manera junto al joven, quien a pesar de aver aceptado quedarse un poco más, ni siquiera se atrevía a mirarlo directamente.
Sebastian: Ciel, yo quisiera disculparme por lo que pasó-
Ciel: Si vas a empezar con lo mismo, entonces me voy... -Le advirtió amenazante, levantandose ligeramente para hacer más creíble su palabra.
Sebastian: Está bien, no lo haré. -Dijo, volviendo a hacer que se recostase en su lugar- Pero creo que sí deberías dejar que te explique lo que sucedió.
Ciel: Ash...
Hubo un pequeño momento de silencio, en lo que Sebastian se dedicaba a admirar cada expresión del chico. Realmente, le parecía impresionante tenerlo así de cerca.
Sebastian: Ciel, sé que piensas que te dejé de lado durante todo este tiempo. Que me olvidé de ti, pero lo cierto, es que eso no es asi. -Dijo- Todo este tiempo te he estado extrañando. He extrañado todo de ti: tu nariz, tus ojos, tus manos... -Decía a medida que se apróximaba más al chico y este, sorprendentemente permitía la cercanía entre ambos- Tus mejillas y tu piel tan tersa. -Aspiró- Y tu aroma...
Ciel, por otro lado, empezaba a sentir un ligero calor en su cuerpo. Al igual que un sonrojo en sus mejillas. No podía evitarlo. Aquel hombre si que provocaba sentimientos en él.
Ciel: B~basta...
Sebastian: También he extrañado una cosa más de ti... -Dijo entre cortante con su voz cargada de lujuria- Tus labios.
Ciel: uh.
Sebastian había creado en cuestión de segundos un nuevo juego erótico para su amado. Lo sabía todo. Lo conocía a la perfección. Y sabía que esta podría ser una oportunidad para romper el hielo entre ellos. Quizás, la última.
Una vez que notó que la lujuria crecía en el joven, el mayor decidió continuar con su juego. Llevó su mano libre al rostro de su amado y lo acarició con ternura, deslizando su pulgar por su piel mientras el muchacho se relajaba en su palma. Luego, su pulgar comenzó a acariciar su labio.
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Solo Mio
RandomEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...