El reloj marcaba las 12:45 PM. Hora de comer.
El azabache se encontraba terminando de poner la mesa, hasta el último y más pequeño detalle para que así, se viera aún mejor.
Sebastian: Listo. Ahora, solo falta despertar a Ciel. -Decía al mismo tiempo que se quitaba su mandil de cocina y lo dejaba en la encimera para ir directo a su habitación, en busca del joven. Tocó la puerta y esperó- Ciel... la comida está lista. Baja, por favor. -Pero no recibió respuesta alguna, lo cual le pareció extraño.
Estuvo a punto de ir en busca de la llave de la habitación, pero pudo escuchar como claramente el cerrojo era quitado y la puerta, finalmente, se abría para mostrar al joven aún adormitado.
Sebastian: ¿Estabas dormido, aún? -Preguntó curioso, al percatarse del tiempo que el muchacho había dormido.
Ciel: Sí... Lo siento. Volví a quedarme dormido con seguro.
Sebastian: No importa. -Sonrió- Solo ve, lávate la cara y las manos. El almuerzo está listo.
Este, solo asintió y se dirigió directo al baño sin decir nada.
Por otro lado, el hombre solo se adelantó al comedor y esperó pacientemente a que el muchacho regresara con él para pasar un agradable momento. Al poco tiempo, este apareció en el comedor y se sentó en su silla habitual, junto a la de su amado, para comenzar a comer.
Ciel, comía en completo y total silencio, luciendo muy concentrado solo en su comida. Por otro lado, Sebastian se dedicaba a observarlo y admirarlo con cada movimiento que hacía.
Ciel: Sebastian... -Soltó de repente, dejando de lado sus cubiertos.
Sebastian: sí... ¿Qué sucede?
Ciel: No lo sé. Yo también, quisiera saberlo.
Sebastian: ¿eh? -Lo miró confuso.
Este, por otro lado, solo suspiró y comenzó con su explicación, o mejor dicho, su interrogatorio.
Ciel: Sebastian, ¿Por qué fuiste a casa de la señorita Sutcliff? -Preguntó, sin siquiera mirarle a los ojos.
En ese momento, Sebastian sintió el terror. (jajaja. Ok, no😶)
El hombre tragó con mucha dificultad su último bocado, tomó un poco de agua y limpió su boca rápidamente con una servilleta para, finalmente, responder a su pregunta.
Sebastian: ¿Cómo sabes eso? Acaso, ella-
Ciel: Te equivocas. -Le interrumpió- Si crees qué, ella me dijo algo, estás equivocado.
Sebastian: Entonces, ¿Cómo?
Ciel: ¿Realmente quieres saberlo o prefieres explicarme todo, antes de hacerme una idea equivocada?
Estaba enojado, se podía saber con solo mirarle a los ojos, pero está tomando la situación con mucha calma, lo cual es agradable para ambos.
Sebastian, no tuvo de otra que contarle la verdad al joven para que, así, no se enfadara o reaccionara de una manera errónea a los hechos.
Ciel: Ya veo... -Suspiró- ¿Por qué no me lo dijiste? Podría haber comprendido tus acciones y no habría malinterpretado la situación.
Sebastian: Porque no quería que te preocuparas, era un pequeño inconveniente, solo eso.
Ciel: Sí, entiendo. -Se levantó de su asiento y dejó de lado su servilleta- Leeré un poco. Gracias por la comida.
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Solo Mio
RandomEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...