Capitulo 37

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Era una hermosa mañana de verano en la ciudad de Londres. Los rayos del sol brillaban intensamente, iluminando la ciudad y alegrando a sus habitantes. Era el momento perfecto para disfrutar de un helado, salir con amigos o pasar el día en el parque. Sin embargo, para el pequeño Ciel, nada de eso era posible. Su padre, el conde Vincent Phantomhive, era muy cuidadoso debido a la condición de salud de su hijo y temía que pudiera tener un ataque de asma si salía a jugar al parque o comía helado.

Es por eso que, para Ciel el gran jardín de la mansión es un buen sustituto para un parque. Y ahora mismo, se encontraba demostrándoselo a alguien más.

Ciel (10años): Y estas son rosas azules, traídas desde Asia. Mi padre las mandó plantar porque tienen el mismo color que los ojos de mi madre. -Concluyó su relato, orgulloso.

Sebastian (24años: Son diferentes a las que suelen verse, pero no dejan de ser hermosas. -Comentó.

El pequeño se ruborizó ligeramente al ver la sonrisa de Sebastian. Por lo que, trató de cambiar de tema rápidamente.

Ciel: Entonces, ¿tú serás mi nuevo mayordomo? -Preguntó, tímidamente.

Sebastian: Sí, mi lord. Mi nombre es Sebastian y a partir de ahora, le serviré exclusivamente a usted. -Dijo, causando una sensación distinta en el joven.

Ciel: ¿Cuántos años tienes? -Preguntó repentinamente, sintiéndose un tanto avergonzado. Aunque a Sebastian le pareció extraño, respondió tranquilamente.

Sebastian: Tengo 24 años, mi lord. ¿Por qué lo pregunta?

Ciel se sintió un poco triste al escuchar esa respuesta y se avergonzó de haber pensado de manera diferente.

Ciel: No es nada. -Apretó fuertemente sus manos.

Fin del flashback.

• • •

POV. T/N

Horas habían pasado y Ciel seguía sin despertar. Sebastian observaba a su amado recostado en el sofá, reprochandose por lo que había hecho. Aunque no mostraba arrepentimiento.

Sebastian: Maldición, creo que me pasé. No debí usar el formol. -Suspiró pesadamente- Ciel, maldita sea... si solo me hubieras escuchado. Si me hubieras dejado explicarte, no habríamos llegado a esto.

Un dolor de cabeza comenzaba a atormentarlo y su conciencia lo torturaba. Sabía perfectamente que lo que estaba haciendo era incorrecto. Si alguien lo descubriera y lo denunciara, estaría en serios problemas. A pesar de todo, decidió seguir adelante con su "estrategia", pero ahora se arrepiente y es demasiado tarde.

Ciel: uhh... mm.

Ciel comenzó a despertar repentinamente, lo que fue un alivio para Sebastian, quien se acercó rápidamente para brindarle ayuda.

Sebastian: Tranquilo... con calma.

Ciel: ¿S-sebastian?

Sebastian: Estoy aquí, cariño.

Con cuidado, Sebastian ayudó a Ciel a recostarse en el sofá y colocó una almohada detrás de él para mayor comodidad.

Sebastian: ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

Ciel: A-agua...

Sebastian: Claro.

Sebastian fue a la cocina y regresó con un vaso de agua fresca, que ayudó al joven a beber.

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