La mañana llegó, era cálida y serena con un hermoso sol que ascendía lentamente en lo más alto del cielo, recordando a sus habitantes que era hora de despertar.
Sin embargo, esto no sucedió para aquel par de tórtolos, quienes disfrutaron de la compañía y el calor del otro durante gran parte de la noche.
Ambos estaban durmiendo plácidamente, envueltos entre las suaves sábanas de seda blanca que les proporcionaban cobijo y un ligero calor que los mantenía profundamente dormidos.
El reloj despertador que se encontraba en el buró junto a la cama marcaba las 08:45AM, un poco tarde para dos personas que normalmente comenzaban su día temprano, pero en ese momento eso era lo que menos importaba.
De repente, y casi por instinto, uno de ellos finalmente despertó, estirándose, bostezando y observando con ternura el cuerpo de su compañero de cama que aún seguía durmiendo.
Sebastian: Qué hermoso te ves, incluso cuando duermes. -Susurró, acariciando suavemente el rostro ligeramente perlado en sudor.
Sin imaginarlo, la acción de Sebastian hizo que su compañero comenzara a despertarse, por lo que rápidamente cerró los ojos y fingió estar dormido para evitar regaños.
Ciel: ¿Uh? -Miró al hombre que dormía a su lado, sorprendiéndose pero también sintiéndose aliviado- Deja de fingir. Sé que estás despierto.
En ese momento, el hombre abrió los ojos y miró al joven con simpatía.
Sebastian: Buenos días.
Ciel: Buenos días. -Respondió.
Sebastian: ¿Cómo sabías que no estaba dormido?
Ciel: En realidad, no lo sabía. Solo lo adiviné, jejeje.
Sebastian: Hmmph. Ya veo. -Sonrió, observando a su amado bostezar nuevamente.
Ciel: Bueno, supongo que deberíamos levantarnos. -Dijo, intentando ponerse de pie, pero fue detenido de inmediato por el azabache.
Sebastian: Espera. Anoche nos quedamos despiertos hasta tarde. Si quieres, podemos quedarnos en la cama un poco más.
Ciel: ¿En serio? ¿Y qué pasó con lo de levantarse temprano para hacer las tareas?
Sebastian: Por hoy podemos dejar esa regla de lado, ¿te parece?
Ciel: ¡Sí!
Con eso dicho, Ciel se acomodó en la cama, permitiendo que Sebastian lo abrazara por detrás, y ambos volvieron a dormirse por unas horas más.
11:05 AM
Nuevamente, uno de ellos se deapertó antes que el otro, esta vez, Ciel fue el primero en despertar. Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que Sebastian ya no estaba a su lado. Se sintió extraño al principio, recordando situaciones pasadas donde despertaba solo. Una sensación irónica y dolorosa.
Ciel: ¿Sebastian?
Se levantó de la cama rápidamente y comenzó a buscar a Sebastian por la habitación, preocupado por su ausencia. Revisó debajo de la cama, en el clóset, e incluso en la ducha, pero no lo encontró.
Ciel: ¡Sebastian!
La desesperación comenzó a apoderarse de él. Su respiración se volvía agitada, sintiendo una opresión en el pecho. Decidió bajar las escaleras para llamar a una ambulancia, pero al abrir la puerta, se dio cuenta de eso ya no iba a ser necesario.
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Solo Mio
RandomEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...