POV. Ciel
Los días pasaron mucho más rápido de lo esperado y Sebastian pudo recuperarse por completo y sin ninguna marca, salvo por un par de moretones en su cuerpo debido a los fuertes golpes que había recibido.
A pesar de haberle preguntado en repetidas ocasiones sobre lo sucedido, hasta ahora no ha tenido tiempo de responderme de manera concreta. Es posible que se sienta avergonzado por lo ocurrido y no quiera que sienta lástima por él. Sin embargo, lo que él no sabe es que no siento lástima, sino alegría. Me llena de felicidad tenerlo aquí a mi lado y saber que está bien ahora.
Bueno, casi es hora de cenar. Solo necesito ir a la sala a avisarle.
Me dirigí hacia la sala y ahí estaba, exactamente como me lo imaginaba, sentado en el sofá y viendo televisión. Parecía muy concentrado en lo que estaba viendo.
Ciel: La cena está lista. -Le dije, a lo que interrumpió su concentración para voltear a mirarme y sonreír.
Sebastian: Ven aquí un momento, Ciel. -Me pidió amablemente y solo obedecí.
Un par de pasos y ya, me encontraba frente a él.
Sebastian gentilmente me tomó de la mano y me ayudó a sentarme sobre sus piernas, manteniendo las mías a los costados.
Sebastian: Así está bien.
Ciel: Me intriga, ¿qué es lo que pasa? -Pregunté con nerviosismo al notar su mirada fija en mí.
Sebastian: No tengo ningún motivo en particular. Solo quería apreciarte y maravillarme con tu belleza. -Respondió con sutileza y cierto brillo en sus ojos.
Ciel: De acuerdo entonces. La cena está lista. -Dije, intentando levantarme, pero sus manos en mis caderas me impidieron hacerlo y me devolvieron a su lado.
Sebastian: Da la impresión de que estás tratando de escapar de mi presencia. ¿Acaso ya no deseas que te admire de esta manera?
Ciel: No. No es eso. -Negué inmediatamente sus suposiciones erróneas- Solo que la comida está lista y se enfriará si no vamos.
Por segunda vez, intenté levantarme de encima de él, pero volvió a detenerme.
Sebastian: ¿Qué más da si se enfría? Podemos calentarla después. -Susurró mientras se escondía en mi cuello- En este momento, lo único de lo que tengo hambre es de ti...
Esa fue su manera de indicarme que empezara a repartir besos y suaves mordidas por mi cuello, provocándome cosquillas con cada movimiento. En lugar de detenerlo, decidí colocar mi mano detrás de su nuca para atraerlo más hacia mí y darle aún más libertad para seguir.
Ciel: Pareces un niño. Siempre estás ansioso por obtener algo de mí, Sebastian.
Sebastian: Estoy constantemente atraído hacia lo que tienes, Ciel. Eres el único que posee lo que deseo. Cabe destacar que has invertido tus "deseos" en vano. Me he recuperado y he vuelto a tomar el control.
Ciel: Lo sé... -Dije- Y eso me agrada.
Lo besé.
Sebastian me besa con una mezcla de suavidad y pasión que me hace perder el control. Sus labios se vuelven cada vez más intensos y nuestras caricias se vuelven más atrevidas. Su deseo se hace evidente, pero no quiero alejarme de él. La conexión entre nosotros es irresistible y no puedo resistirme a seguir adelante.
ESTÁS LEYENDO
Solo Mio
RandomEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...