Capitulo 6

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Aquel día del regreso del Amo de la mansión, por alguna extraña razón, transcurrió muy lentamente el tiempo. Fue tan tortuoso, tanto para el joven Phantomhive como para el azabache, los cuales, trataban de sobrellevar una relación "Adecuada" entre Amo y mayordomo.

Ciel: ¡Sebastian! -Espetó.

Sebastian: Se le ofrece algo, Joven Amo? -Rápidamente se acercó al borde de la mesa y se inclinó un poco.

Ciel: Le falta sal. -Dijo con ligera molestia- ¿No puedes hacerlo bien?

Sebastian: Mis más sinceras disculpas, Joven Amo. No volverá a suceder. -Inmediatamente se disculpó.

Ciel: Más te vale.

Sin más, retrocedió los pocos pasos que había avanzado y se quedó completamente inmóvil en su lugar.

Vincent: No tienes que disculparte, Sebastian. -Exclamó- Mi hijo está enojado, pero no puede entender que su enojo es solo conmigo. -Dijo mientras terminaba de cortar una porción del gran bistec en su plato- La comida está deliciosa. Los felicito a ambos.

El muchacho miró con disgusto a su padre, al mencionar su "pequeña" discusión.

Ciel: Tendrás que disculparme, pero me he quedado sin apetito. -murmuró enojado, levantándose del asiento y dejando la servilleta de lado- Vamos, Sebastian...

El mencionado asintió y estaba dispuesto a seguir al menor, pero, ciertamente, esto disgusto a su padre.

Vincent: Ciel... -Espetó- Siéntate.

Ciel: Dije que no tenía hambre. -Renegó.

Vincent: y yo, dije que te sientes.

Su tono sonaba tranquilo y no muy grave, pero en el fondo, Ciel sabía que su padre no estaba contento con sus acciones, por lo que, a regañadientes, retornó a su asiento con disgusto.

Vincent: Tanaka. Sebastian. Déjennos a solas. -Ordenó.

Los dos asintieron y se retiraron, dejando solos a padre e hijo, en un ambiente lleno de tensión.

Ciel: ¿Hay algo más que deba saber? Aparte de esta tan desagradable noticia.

Vincent: Guarda silencio. -Dijo- Me estoy cansando de que actúes como un niño, ¿Por qué no simplemente eres como tu hermano?

Ciel: ¡Porque yo no soy él! ¡Entiéndelo!

Vincent: ¡Silencio! -Gritó con fiereza, logrando que el chico estremeciera de miedo- Ciel, debes entenderlo. La decisión está tomada y no daré marcha atrás. Se cierra el tema y eso es todo. Ahora, come.

El ojiazul miró con desdén, ahora la comida.

Ciel: No tengo hambre. -Espetó.

Su padre se levantó y se paró frente a él y lanzó una mirada asesina.

Vincent: Come. -Le ordenó.

Sin embargo, no hubo respuesta alguna y eso lo enfureció aún más.

El hombre no aguantó más la insolencia de su hijo y trató de golpearlo, levantando la mano en su dirección, tratando de abofetearlo, pero, siéndole imposible al principio.

El menor esperaba aquel golpe con los ojos cerrados, pero, este nunca llegó.

Vincent: ¿Qué crees que estas haciendo? -Cuestionó la acción de quién retenía su brazo con fuerza.

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