Sebastian: ¿Qué está tratando de obtener con esto?
Grell: Un trato.
Sebastian: ¿Un trato?
Grell: Señor Michaelis, soy una mujer de gustos exquisitos. Y con exquisitos, no me refiero en nada a la comida. -Habló, acercándose tentadoramente y jugueteando con la corbata del hombre- No puedo negar que usted es un hombre de porte y muy culto, llamó mi atención desde un principio. -Ahora, pasaba su dedo por encima de su pecho- Pero, se hizo el difícil y eso no me agradó en lo absoluto.
Sebastian: Soy demasiado para alguien como usted.
Grell: ¡¡Hah!! ¡¿Disculpa?! ¡Yo soy la mujer más bella y delicada de todo este vecindario! ¡No tienes derecho a decirme que soy muy poco para ti!
Y ahí estaba, una parte de la mujer que nunca mostró desde un principio.
El azabache miró de reojo su reloj y pudo percatarse de que se encontraba muy retrasado con el almuerzo del joven que lo esperaba en casa.
Sebastian: Vayamos al grano, ¿Quiere? -Sonrió al escuchar aquello- ¿Cuál es su precio? Le pagaré lo necesario para que mantenga su boca cerrada.
La mujer soltó una pequeña carcajada ante la ingenuidad del hombre al pensar que se salvaría tan fácilmente.
Grell: Se equivoca, señor Michaelis. No es dinero lo que busco. -Respondió- Quiero algo mucho más.
Sebastian: Hable de una buena vez.
Grell: Está bien, pero solo porque veo que tiene prisa. -Comentó burlona, mirándolo sensualmente y tomándose su tiempo para que su mirada recorriera el cuerpo de su contrario- Lo quiero a usted...
Sebastian: ¿Qué?
Grell: Verá... Yo no le pediré que deje de hacer lo que hace con ese niño y tampoco, le pediré explicaciones de nada. -Dijo- Solo con la única condición de que usted me acorteje
Fin del Flashback.
• • •
POV. Sebastian
Ya era de día. Ni siquiera sé cuando me quedé dormido, pero esta es la primera vez que me levanto sintiendo asco de mí mismo. Tengo a Ciel a mi lado y se ve tan hermoso, durmiendo, luce tranquilo y sin preocupación...
No puedo decirle, no lo haré.
Lo vi removerse ligeramente sobre el colchón, amenazando con despertar.
Ciel: Sebastian. -Restregó uno de sus ojos con cansancio- Buenos días...
Sebastian: Buenos días. -Respondí con una sonrisa.
Ciel: ¿Cuánto tiempo llevas despierto? -Preguntó con un bostezo de por medio.
Sebastian: No mucho. Solo quería levantarme antes para prepararte el desayuno. -Mentí.
Ciel: Te ayudaré. -Dijo, tratando de levantarse de la cama.
Sebastian: No es necesario. -Detuve su acción- Tú sigue durmiendo, si así lo quieres. Yo puedo encargarme de esto.
Ciel: Voy a ayudarte. -Enfatizó muy seriamente.
Se levantó y dirigió al baño, donde lavó su rostro con agua fría para eliminar todo rastro de somnolencia de él.
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Solo Mio
RandomEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...