Capitulo 23

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POV. Ciel

Han transcurrido varias horas y aunque entiendo que mi padre necesita tiempo, no puedo seguir esperando aquí. Por eso, he decidido ir a buscarlo para averiguar si ya ha vuelto a contratar a Sebastian. Desafortunadamente, no logré avanzar más allá de la puerta de mi habitación.

Tanaka: Oh, Joven Amo, ¿Qué hace de pie? El doctor dijo que debía descansar. -Me dijo el viejo mayordomo de mi padre, quien también es un buen amigo mío, con una expresión de gran preocupación.

Ciel: Ya no soporto estar en esa cama, Tanaka. Necesitaba un poco de aire fresco. -Le dije, aunque sentí que él no se creyó mi excusa.

Tanaka: Lo lamento mucho, Joven Amo, pero el Amo Vincent insiste en que no le permita salir de esta habitación. -Me informó, mientras me cargaba delicadamente en sus brazos y me devolvía a la cama- Este es el lugar donde debe estar. -Sonrió tranquilizadoramente.

Tanaka, a simple vista puede parecer un anciano que no está capacitado para ser un mayordomo, pero aquellos que lo subestimen se llevarían una sorpresa. A pesar de su edad, Tanaka tiene una increíble destreza física y ha demostrado ser capaz de derrotar a más de 30 hombres con facilidad mediante su habilidoso combate cuerpo a cuerpo. No solo eso, sino que también es un experto en el manejo de diversas armas, dominando varias técnicas y siendo especialmente hábil con la katana. Recuerdo la única vez que presencié su habilidad con ella, estuve al borde de la muerte.

Ciel: Tsk. Son solo palabras, no siento la necesidad de descansar. -Intenté ponerme de pie, pero me fue denegado el permiso.

Tanaka: Por favor, Joven Amo. -Me solicitó amablemente con una sonrisa en sus labios, aunque solo yo era consciente de lo que realmente significaba esa expresión. Era la expresión que adoptaba cuando alguien agotaba su paciencia y no le dejaba otra opción.

Ciel: De acuerdo, pero al menos ¿podrías traerme un vaso de agua?

Tanaka: Se lo traeré, inmediatamente.

Se marchó, pero luego regresó súbitamente, pues pude oír cómo tocaban la puerta.

Ciel: Adelante.

La puerta se abrió, pero quién se mostró del otro lado no era Tanaka.

Ciel: Sebastian... -Musité con sorpresa y alegría, ya que si se encontraba ahí, eso significaba que mi padre decidió volver a contratarlo- ¡Sebastian!

Aunque lo intenté con todas mis fuerzas, no pude resistir la urgente necesidad de buscarlo desesperadamente. Incluso tropecé en el breve trayecto hacia él, pero gracias a su rápida intervención, nunca llegué a tocar el suelo.

Sebastian: Tranquilo. -Me dijo, al rápidamente atraparme y cargarme en sus brazos con más seguridad- Debería tener mucho más cuidado, Joven Amo. Podría lastimarse. -Agregó en ese tono tan sofisticado y cordial que tiene para burlarse de mí.

Sebastian me dedicó una amable sonrisa, algo que pensé que no volvería a presenciar. La emoción me embargó y no pude contener las lágrimas, por lo que él me abrazó colocando mi cabeza en su pecho para consolarme.

Ciel: Eres un tonto, Sebastian... Un tonto... -Le decía al mismo tiempo que lo golpeaba suavemente.

Sebastian: Soy consciente de ello. Sin embargo, no puedes evitar amarme, aunque así lo sea.

Me acunó amorosamente entre sus brazos y luego me devolvió a la cama, pero no permití que ese pequeño gesto de cariño y alegría disipara mi profundo enojo.

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