POV. Ciel
Han transcurrido varias horas y aunque entiendo que mi padre necesita tiempo, no puedo seguir esperando aquí. Por eso, he decidido ir a buscarlo para averiguar si ya ha vuelto a contratar a Sebastian. Desafortunadamente, no logré avanzar más allá de la puerta de mi habitación.
Tanaka: Oh, Joven Amo, ¿Qué hace de pie? El doctor dijo que debía descansar. -Me dijo el viejo mayordomo de mi padre, quien también es un buen amigo mío, con una expresión de gran preocupación.
Ciel: Ya no soporto estar en esa cama, Tanaka. Necesitaba un poco de aire fresco. -Le dije, aunque sentí que él no se creyó mi excusa.
Tanaka: Lo lamento mucho, Joven Amo, pero el Amo Vincent insiste en que no le permita salir de esta habitación. -Me informó, mientras me cargaba delicadamente en sus brazos y me devolvía a la cama- Este es el lugar donde debe estar. -Sonrió tranquilizadoramente.
Tanaka, a simple vista puede parecer un anciano que no está capacitado para ser un mayordomo, pero aquellos que lo subestimen se llevarían una sorpresa. A pesar de su edad, Tanaka tiene una increíble destreza física y ha demostrado ser capaz de derrotar a más de 30 hombres con facilidad mediante su habilidoso combate cuerpo a cuerpo. No solo eso, sino que también es un experto en el manejo de diversas armas, dominando varias técnicas y siendo especialmente hábil con la katana. Recuerdo la única vez que presencié su habilidad con ella, estuve al borde de la muerte.
Ciel: Tsk. Son solo palabras, no siento la necesidad de descansar. -Intenté ponerme de pie, pero me fue denegado el permiso.
Tanaka: Por favor, Joven Amo. -Me solicitó amablemente con una sonrisa en sus labios, aunque solo yo era consciente de lo que realmente significaba esa expresión. Era la expresión que adoptaba cuando alguien agotaba su paciencia y no le dejaba otra opción.
Ciel: De acuerdo, pero al menos ¿podrías traerme un vaso de agua?
Tanaka: Se lo traeré, inmediatamente.
Se marchó, pero luego regresó súbitamente, pues pude oír cómo tocaban la puerta.
Ciel: Adelante.
La puerta se abrió, pero quién se mostró del otro lado no era Tanaka.
Ciel: Sebastian... -Musité con sorpresa y alegría, ya que si se encontraba ahí, eso significaba que mi padre decidió volver a contratarlo- ¡Sebastian!
Aunque lo intenté con todas mis fuerzas, no pude resistir la urgente necesidad de buscarlo desesperadamente. Incluso tropecé en el breve trayecto hacia él, pero gracias a su rápida intervención, nunca llegué a tocar el suelo.
Sebastian: Tranquilo. -Me dijo, al rápidamente atraparme y cargarme en sus brazos con más seguridad- Debería tener mucho más cuidado, Joven Amo. Podría lastimarse. -Agregó en ese tono tan sofisticado y cordial que tiene para burlarse de mí.
Sebastian me dedicó una amable sonrisa, algo que pensé que no volvería a presenciar. La emoción me embargó y no pude contener las lágrimas, por lo que él me abrazó colocando mi cabeza en su pecho para consolarme.
Ciel: Eres un tonto, Sebastian... Un tonto... -Le decía al mismo tiempo que lo golpeaba suavemente.
Sebastian: Soy consciente de ello. Sin embargo, no puedes evitar amarme, aunque así lo sea.
Me acunó amorosamente entre sus brazos y luego me devolvió a la cama, pero no permití que ese pequeño gesto de cariño y alegría disipara mi profundo enojo.
ESTÁS LEYENDO
Solo Mio
RandomEnamorarse, es una hermosa etapa en la vida de cualquier persona, que se disfruta mucho más en la adolescencia. Sin embargo, este no parecía ser el caso para Sebastian Michaelis, un hombre de 27 años, sirviente (Mayordomo) de la mansión Phantomhive...