"Susurros del Viento"

C:1

-Barbatos.

-El cielo...esta rojo.

-Barbatos, aun no se acabo.

El arconte geo miro por unos segundos el semblante de su contraparte anemo, contemplando lo que aun quedaba de esa nación en llamas, Khaenri'ah. Siguió con su trabajo, eliminando esas criaturas de metal y fuego, los seres creados por los mortales que rompieron las leyes que sostenían a Teyvat.
Al este, el cielo se teñía de un color violeta intenso, seguramente la arconte de Inazuma combatía ahí. El viento soplaba con fuerza en la superficie, dificultando la puntería o movimiento de ataque contra el arconte anemo.
¿El más débil de los siete? Era algo que Morax dudaba, incluso cuando a él, lo etiquetaron de ser el arconte más longevo y fuerte de todos ¿Por qué al arconte de la nación vecina lo tenían marcado de esa forma? Observo la cercanía de este, parecía preocupado.

-Barbatos ¿Qué ocurre?

-El viento trajo noticias desde Sumeru, algo sucedió con Buer y el dios del desierto.

La mirada del arconte geo se fijo en la dirección de la nación gobernada por la diosa de la sabiduría, pocos eran los dioses que se aliaron a un arcontes y menos eran los sobrevivientes a la guerra de hace dos mil años, Deshert era el ultimo aliado que la arconte dendro tenía.

-No te preocupes, Buer podrá proteger el Irminsul y a Sumeru.

Aunque era algo que lo decía con seguridad, Barbatos percibía que no era algo del todo cierto, pero ahora solo seguía con las órdenes de Celestia, con el resto de arcontes.
...

-Lo que hicimos...hicimos lo correcto ¿verdad? Morax, esto... era lo que Celestia quería realmente ¿verdad?

Barbatos lucia muy afectado, sus pies descalzos y alas estaban cubiertos de heridas y polvo.

-Sí, es lo que nos pidió, no podemos cuestionar nada más.

-Murieron otros arcontes, humanos, com-

-NO... no sigas, Barbatos, no cuestiones nada.

Todo aquella charla hubiera seguido, de no ser por el viento que llego de repente contra ellos y la cara del arconte, cambio a una aterrada.

-¡Liyue! ¡Debemos ir, atacan tu nación!

El cuerpo del arconte geo se tenso ¿no había terminado todo ya? ¿Cómo llegaron a Liyue tan rapido? Sintió una mano que le llevaba de prisa, el viento golpeando su rostro, Barbatos le jalaba con fuerza mientras aun volaba. A pesar del pequeño cuerpo de este y la fuerza elemental que ejercía, era difícil llegar tan rápido. Morax tomo su forma original, un dragón y asi tomando entre sus dientes la capucha del arconte anemo, para ir volando más rápido.

Fueron solo minutos, donde libero al arconte anemo para toma su forma como humanoide y caer, en las cercanías de Sima, la región minera de su nación.

-¡Señor Morax!

Una joven adeptus, al servicio del arconte geo se acerco apresurada.

-Ganyu, infórmame.

-Criaturas han emergido desde el fondo de Sima, el Yakshas Bosacius junto a soldados de la geoarmada han ingresado para detenerlos pero muchas ya habian escapado hacia el puerto. El maestro Xiao ha detenido algunos en una zona, el resto de adeptus tambien combaten.

-Ganyu, ve con Madan Ping protejan la ciudad junto a la geoarmada, iré a Sima a ver la situación.

La adeptus asintió, corriendo hacia la ciudad. Barbatos conocía a los Yakshas, eran guerreros que combatían contra los espíritus de los dioses derrotados por Morax pero que aun significaban una molestia, en estos siglos, la corrupción se estaba cobrando uno por uno, llevándolos a la locura.

-Barbatos, regresa a tu nación, te agradezco qu-

-Iré donde Xiao, no soportara mas solo.

-¡No digas loc-

-¡Ya me canse de ver gente muerta!

Durante unos segundos, reino el silencio entre ambos.

- Aun no llegaron a Mondstast... los cuatros vientos protegerán a la nación de la libertad, lo sé muy bien.

Antes de que dijera algo mas, Barbatos se marcho rápidamente de ahí en dirección del Yakshas.

...

El Yakshas Bosacius y decenas de soldados desaparecieron en el interior de la Sima, Morax ordeno el cierre de este y sello el ingreso al lugar. La ciudad portuaria se mantuvo a salvo, el último Yaksha descasaba en las cercanías del rio, la vestimenta de este estaba cubierta de tierra y sangre, rodeado por varias flores blancas no autóctonas de Liyue, cecilias.

-Barbatos.

Tomo al joven en brazos y sintió una gran presión en el pecho ¿un presentimiento? No, su gnosis resonaba con Celestia. Observo el norte, precisamente en aquella montaña cubierta de nieve que pertenecía a la nación del arconte anemo. Percibía algo siniestro, impuro pero tambien algo puro y amable... Barbatos combatía en esas frías tierras contra algo y aunque su deber como amigo le insistía en ir ayudar, tambien tenía su deber y obligación con su gente.

...

-Mo...Morax, es raro verte aquí... en mi territorio.

La risa del arconte contrastaba con la imagen, como intentaba purificar a uno de sus cuatro vientos que parecía contaminado y a la distancia, el cadáver de un dragón negro que conocía, antes de hacer cualquier pregunta, creo una cueva donde pudiera entrar ambos arcontes y el aliado del más joven, con este clima y en ese estado, ahí dentro se resguardarían un momento.

-Durin... ¿Qué ocurrió?

-Tenía planeado quedarme a ayudar a tu adeptus... pero, no pude. Sentía algo raro cerca de Mondstast, tuve que venir y fui directo con los caballeros de Favonius. El gran Maestre me comento que para repeler un ataque directo de Khaenri'ah, enviaron soldados ahí para eliminar las criaturas que iban en camino a Mondstast.

-¿Llegaron ataques aquí?

-Esas maquinas de metal... llegaron algunas un tanto en mal estado, algunas fueron eliminadas por portadores de visiones e incluso por el espíritu de Bóreas... pero perdieron varios caballeros, a pesar de eso no llegaron más ataques y eso...me dejo perplejo ¿Por qué solo esas maquinas? Yo no estaba, la capital estaba a merced de cientos de bestias...pero no llegaron. O eso pensé.

-Entonces llego Durin.

-Asi es, Dvalin me advirtió de él, a pesar de todo jamás hubo una disputa y me era raro que viniera ahora, pero en cuanto lo vi entendí todo, lo contaminaron y ordenaron atacar Mondstast... no podía permitir eso, era un peligro para los humanos y animales, junto a mi querido amigo combatimos y eliminamos, pero termino herido. Ahora solo trato de limpiarlo.

-Aquí te será un tanto difícil, aunque esta muerto, puede contaminar a Dvalin.

-Lo sé, pero no puedo dejar que vuele asi.

-Barbatos, puedo volar aun, si continuas aquí tambien te afectara.

El dragón hablo, estaba decidido a irse de ahí y llevarse al arconte anemo lejos de esa montaña y del arconte geo.

-Esta bien, Morax elimina las paredes, regresaremos a Mondstast. Tu vuelve a Liyue, aun no tenemos mucha información de que hará Celestia