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Celestia se paralizo, guardo silencio apenas eliminaron Khaenri´ah, sus habitantes fueron maldecidos, los extranjeros como criaturas no humanas y los de sangre pura, con una inmortalidad contaminada; Baal, Arconte electro perdió la vida en la batalla, siendo reemplaza por su gemela; Sumeru tambien perdió su arconte, asi como el ultimo dios de la región, Deshert; De los siete Arcontes originales, solo dos de ellos mantuvieron contacto tras la batalla.


-Poco a poco, todo vuelve a la normalidad.

-Eso parece, al menos…no percibo nada extraño.

-Tampoco trates de percibir Morax, aun no me recupero de los sucedido para que algo mas suceda, viejo zopenco.

-Por eso es molesto tenerte aquí a veces…muchas veces.

Ambos arcontes se encontraban en los límites de las naciones correspondiente a cada uno, vigilando, si es que podrían decirlo asi. Tambien, por momentos podían ver al guardián Yakshas en los alrededores.

-Gracias, Barbatos, su energía karmica ha disminuido gracias a ti.

-Solo quería que se calmara… le cortaron sus alas hace tanto, ha sufrido por siglos e incluso ahora… ha quedado sin sus hermanos mayores… al menos, ahora puede dormir aunque sea para descansar un poco.

Sabía que no fue mala idea contarle sobre Xiao, lo que no imaginaba es que el mismo Barbatos le otorgara un visión a su ultimo guardián.

-¿Por qué se la diste?

-Anhela ser libre… no libre ti, claramente. Libre de esas pesadillas, recuerdos horribles que lo acosan, de las cosas horribles a las cuales le obligaron… de tener sus alas y volar junto a las aves, como siglos atrás… pero tambien de perder esa libertad en poco tiempo, es difícil de explicarlo.

A veces el arconte geo no comprendía a su vecino, le observo ponerse de pie y mirar un par de casas que se divisaban a los lejos en el territorio de la libertad.

-Es el mejor viñedo de Mondstast… no,  de todo Teyvat, siempre llevan ofrendas a la estatua frente a la catedral o en el árbol de Vennesa ¿Lo recuerdas? Te traje un par de botellas antes.

No era algo nuevo, siempre le repetía lo mismo cuando se encontraban y la adicción del arconte con el vino no era una novedad.

-Imagino que…no harían lo mismo si supieran lo que su querido arconte le hizo a una nación sin dios.

-Barbatos.

-Que azote sus hogares con mis vientos, quite vida a otros con mis flechas…

-Barbatos, detente.

-Que quite la libertad a cientos de personas por obligación, por temor.

-No es algo que pod-

-¡Pero podíamos buscar otra opción!

El rostro lleno de lágrimas del arconte anemo, desconcertó al mayor. Trataba de limpiarse el rostro y simplemente se alejo del arconte geo, no quería continuar hablando.
Morax comprendía lo que el inquieto Barbatos quería expresar, en su caso no era un santo y a diferencia de este, su nación estaba sentada sobre los contratos entre personas, la acuñación de moras y el comercio. Llevaba en Teyvat milenios, combatió contra dioses y asesino, todo para proteger la nación, pero a diferencia, Barbatos solo participo en la guerra de arcontes y solo contra un dios, sin ser más que una espíritu diminuto… quizás aun era difícil para él.

-Maldición.

Ahora necesitaba ir a la nación vecina y ver que Barbatos no hiciera una locura.


"Susurros del Viento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora