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Pov´s Zhongli

-¿Esta bien para ti que él regrese a Mondstadt?

-Solo ahí estará bien, merece un gran descanso… sé que es lo mejor.

-Puedes ir con Barbatos, lo sabes.

-Aun asi, no puedo, me quedare junto a Xiao, es lo que él tambien querrá.

En mis brazos descansaba el cuerpo inconsciente de Alatus, después de la purificación de Venti, regreso a la normalidad pero perdió el conocimiento, al igual que él. Nuevamente mire en dirección a la puerta de piedra, Diluc aun algo cansado, llevaba a mi bardo en brazos en lo que avanzaba en el corcel, según sus palabras, debía llevarlo pronto a Levantavientos y luego a otro lugar. Aunque mis deseos de estar a su lados son grandes, se que Dvalin es capaz de arrancarme un brazo por el estado de Barbatos.

-Rex Lapis, lleva a Xiao a mis dominios, ahí podrá llevar su recuperación con calma y alejado de los mortales. En cuanto a la vigilancia y eliminación en el pantano Dihua y otras zonas, Shenhe podrá hacerlo sin problemas hasta que él este optimo.

-Lo segundo te lo agradezco, será de ayuda para que él no tenga un peso más grande cuando se recupere, pero… quiero que el sitio de su recuperación sea otro.

-Ya esta en proceso, solo dame unos minutos. No será tan grande como la tetera que regale al viajero pero tendrá el espacio suficiente para que el pequeño Xiao descanse y tú puedas verlo seguido. Tendrá lo necesario.

-Te lo agradezco, Ping.

-Pero, una cosa. No evites hablar  con él, sabes que se pondrá mal al recordar que levanto su arma contra Barbatos, aunque él no diga nada y prefiere no hablar de nada, sabes lo mucho que estima a Venti y lo agradecido que esta, no tanto como lo es contigo, pero… bueno, tú me entiendes, no sea torpe en las palabras y cuídalo, es nuestro último Yaksha.

A diferencia de otras creaciones de Ping, esta era más fácil de llevar, quizás no necesitaba tanta energía adeptica pero era práctica, un reloj de bolsillo. Luego de acordar reunirnos dentro de pocos días, se retiraron y accedí al reloj, para entrar al pequeño universo que ella creo.

• • •

-¿Estás seguro que no se rompió algo?

-Jean, por vigésima vez, no. Solo esta agotado, es mejor dejarlo dormir lo necesario y luego llevarlo de regreso al acantilado.

-No debí enviarlo, mi intención era que se distrajera y se acercara al arconte geo, pero mira como termino.

-Culparte no cambia nada y como lo conoces, él habrá ido igualmente, sabes que siempre se entera de todo lo que puede o tiene acceso.

-Lo sé, dejemos que descanse un poco, debo regresar a la sede ¿Qué harás? Tambien sigues cansado.

-Hare rondas por aquí, quiero vigilarlo y tambien ver si hay alguna extraña actividad del abismo, en ese estado, Venti no puede hacer nada.

Palabras más palabras menos, ambos se retiraron de las cercanías del árbol de Venessa y aunque trataran de hablar bajo, el cansado Barbatos pudo escuchar todo ¿Por qué sus hijos debían preocuparse tanto? Aun no era tan anciano.

Los pequeños gorriones no tardaron en acercarse al arconte, posándose entre sus cabellos o a su lado, después de todo, él los ayudaba en sus primeros días de vuelos con suaves vientos en sus alitas.

Hace siglos, Venti tuvo la costumbre de colocar nombre a varios animales que le hacían compañía, aves, ardillas o zorros, entre tantos otros que hablaban con él, pero entre cada letargo, sabía que no los volvería a ver, tal vez algún descendiente, pero asi como los humanos, los animales tenían un ciclo de vida. Al comprenderlo, no dio más nombres y solo usaba palabras de cariño: pequeñín o amiguito.

"Susurros del Viento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora