C: 51

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CAPITULO 51

Me tomo muchas horas el capitulo, mucho bloqueo en momentos subidos de tonos. Ahora sé que la próxima vez comenzare días antes a escribir. En fin, espero les guste y lamento la tardanza.

Los pequeños cambios físicos de Zhongli es obviamente por ser un dragón, sus cuernos y cola no los coloque en la ecuación mas si… el doble pilin.

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Después de varias horas ayudando a la bibliotecaria de los caballeros de Favonius, Zhongli emprendió el regreso a casa de su pareja, el gran bardo Venti. Aunque para el primer adeptus fue un tanto incomodo al principio pasar tiempo con dos mortales a las cuales no conocía, aun cuando una parecía que lo quería asesinar o al menos tenía intenciones.  Para el viejo arconte, el ambiente de la nación del viento era tranquila, cazadores que cuidan los recursos donde viven, sea la fauna o flora, aprecian las bendiciones que Barbatos deja en estas tierras y los niños son los que más quieren al arconte anemo. 

-¿Venti?

Apenas ingreso al hogar del arquero le hablo, pero no escucho ni un paso, mas si percibió un delicioso aroma ¿acaso su manzanita estaba cocinando?

-¡Zhongli!

El bardo termino chocando contra la espalda del castaño, con su característica risita, aunque parecía que habia hecho una travesura.

-Cariño ¿Qué hacías fuera de casa?

Apenas se giro, noto las mejillas con tierras y un par de hojas en el cabello de su manzanita, tambien que cargaba un par de cosas en su ropa por lo cual se apresuro en dejarle pasar y luego él, cerrando la puerta.

-Pues mientras cocinaba mi famoso plato, me di cuenta que me quede sin papas por lo que fui a uno de los vecinos de la zona, es un hombre mayor pero siempre hacemos algún tipo de trueque… justo hoy me pidió que jugara un momento con sus nietos y termine asi, pero no me tarde tanto, iré a picar esto y luego a tomar un baño.

Como el mismo viento que suele enviar, paso hacia la cocina. Zhongli dejo su chaqueta en una silla y se acerco al marco de la puerta, observando cada acción del peliazul, yendo por ese espacio de un lado a otro, se sentía tan diferente a vivir solo.

-¿Qué tal te fue con Lisa? ¿Te cansaste mucho o no? Espero que no te hayan dicho nada malo.

Aunque el bardo seguía hablando, no esperaba ser abrazado por la espalda mientras picaba las papas.

-¿Dragoncito?

-Te extrañe mucho, manzanita.

Con una pequeña risa, el bardo seguía en su trabajo de cocinar.

-Tambien te extrañe, cariño.

-¿Por qué no me dejas que termine la cena y vas a tomar una ducha?

-Pero quiero cocinar, no falta mucho, es mi especialidad, puchero de Barbatos.

-Solo conozco  un puchero, el que haces con tu boquita.

-Ehe, este es diferente. Es un rico estofado pero no lleva carne, mira, la cena estará lista en quince minutos o menos, luego de comer… ¿Por qué no tomamos una ducha juntos?

-¿Ju-Juntos?

-Si ¿acaso no es buena idea? O ¿no quieres bañarte conmigo?

-¡Sí!… Qu-Quiero decir que… estaré encantado.

Con una enorme sonrisa, Venti se colgó del cuello del castaño, robándole un beso.

-Te extrañe mucho, le diré a Jean que no te lleve tanto tiempo ¿No viniste a visitarme?

"Susurros del Viento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora