Themyscira
La reina Hippolyta estaba de pie en un alto balcón de mármol con vistas a los mares agitados que lamían los afloramientos rocosos de la isla; sus aguas estaban iluminadas por las estrellas y la luna del cielo nocturno. Detrás de la reina, cuatro de sus mejores guerreras trajeron un ataúd ante ella, llevándolo y depositándolo con toda la ceremonia que merecía un objeto tan sagrado.
Menalippe abrió cuidadosamente el ataúd, revelando una flecha sobre un lecho de terciopelo rojo.
-La Flecha de Artemisa – declaró Menalippe, entregándole la flecha a su Reina – Llegará a las Tierras de los Hombres. Las estrellas se alinearon y El Estanque de la Eternidad me revelo los hechos.
-La Mother Box ha despertado – señalo Menalippe al lado de la reina – El invasor... ya viene.
La reina Hippolyta aceptó la flecha con ambas manos y encendió la punta de la flecha con una antorcha proporcionada por una de sus guerreras amazonas.
La colocó en un arco y la tiró hacia atrás, apuntándolo al cielo.
-Antorcha del Cielo, dispersa la oscuridad – suplicó la reina Hippolyta, susurrando a la flecha – Arde, como ardiste en los días anteriores. Muéstrale a la oscuridad que la luz del día de la historia esta próxima. Advierte a mi hija que la guerra ha llegado a la Tierra y protégela.
La Reina soltó la flecha y se elevó a través de la isla, más allá de los árboles, a través de las nubes nocturnas y sobre los océanos para llegar al antiguo Santuario de las Amazonas en la Isla de Creta, incendiando la piedra con su brillante fuego.
Al sentir que la flecha había dado en el blanco, la reina Hippolyta hizo una última súplica a los dioses.
-Regresa a mí, Diana...
***
Museo del Louvre, París, Francia
Diana Prince estaba en lo alto de una escalera restaurando una estatua de mármol griega en medio de los bulliciosos conservacionistas del museo del Louvre que estaban trabajando en sus propios proyectos de restauración.
Era una pequeña broma privada de Diana que ella era mayor que la mayoría de las exhibiciones del legendario museo del Louvre, pero preservar culturas antiguas como la suya y otras para las generaciones futuras fue un trabajo tremendamente gratificante para ella.
-¿Qué hiciste este fin de semana, Diana? – preguntó un amigable conservacionista de sesenta años –
- Nada muy interesante – respondió Diana tímidamente, aplicando una pintura blanca a la estatua que hacía juego con el vestido ajustado que llevaba –
-¡Eso es todo lo que nos dices! – rió el conservacionista –
-¿Qué puedo hacer? – Diana se rió – No soy tan emocionante.
Justo en ese momento, un arqueólogo entró en la exhibición, hablando francés enojado.
-¿Otra vez? – Diana le siguió la corriente –
-¿Qué es? – preguntó el conservacionista, preocupado –
-Recortes presupuestarios, asaltantes de tumbas, ahora agreguen a la lista: ¡incendios premeditados! – despotricó el arqueólogo, encendiendo la televisión con las noticias –
Diana escuchó a medias el reportaje de televisión. Ese arqueólogo siempre se estaba quejando de algo de todos modos.
"Sí, buenos días desde la isla de Creta. Como pueden ver detrás de mí, arde una enorme hoguera. El fuego ha estado ardiendo durante la noche. Ahora estamos en la mañana, y estamos al menos a cinco millas de distancia y todavía podemos verlo arder mientras hablamos. Esto ha desconcertado tanto a los lugareños como a las autoridades gubernamentales aquí en este sitio histórico del llamado Santuario de las Amazonas. Ahora, los locales y los funcionarios del gobierno están desconcertados en cuanto a qué pudo haber causado esto..."
Los oídos de Diana se agudizaron ante la mención del "Santuario de las Amazonas". Se apresuró a bajar de la escalera y vio el resto del informe de noticias.
Una flecha ardiente en el Santuario de las Amazonas solo podía significar una cosa, y no era buena.
-Invasión...
***
Santuario de las Amazonas, Isla de Creta
Dos días después...
Para cuando Diana llegó al Santuario de las Amazonas, el fuego de la flecha de Artemisa se había apagado, dejando cenizas negras alrededor de donde aún estaba la flecha empalada en el mármol.
El fuego había captado la atención de la policía local y los reporteros, pero el entrenamiento sigiloso amazónico de Diana los había eludido, lo que le permitió recoger la flecha de la diosa y maniobrar por el santuario sin ser detectada.
Diana sabía que había una cámara subterránea que solo las amazonas conocían; solo necesitaría algo para ver en la oscuridad que no hubiera sido tocado por la luz del sol durante miles de años. Desafortunadamente, los dioses no le habían concedido la capacidad de ver muy bien en la oscuridad.
Había una vieja choza abandonada junto al santuario, por lo que Diana hizo una antorcha con una viga de madera envuelta en un trapo empapado en queroseno de un trozo de un viejo toldo, encendida con una cerilla de una caja de cerillas que encontró en un cajón.
Diana saltó por el pozo, ralentizando su descenso con su habilidad de vuelo para no arruinar sus tacones.
Usando la luz de la antorcha, Diana descendió por la antigua escalera del santuario hasta que se encontró con una hendidura en forma de flecha en la pared.
Diana miró la flecha de Artemisa en su mano y trató de encajarla en la hendidura. Milagrosamente, encajaba como una pieza de un rompecabezas. Un panel invisible en la pared retumbó, sacudiendo siglos de polvo antes de abrirse y revelando una cámara oculta.
Con cautela, Diana entró, subiéndose a una estructura piramidal de cuatro escalones de altura.
Las paredes estaban adornadas con un antiguo mural que se extendía panorámicamente alrededor del espacio circular de la cámara con una inscripción que describía el arte en griego. Contaba la historia de lo que tuvo que haber sido una batalla épica. Vio a sus compañeras amazonas, atlantes, hombres, dioses olímpicos, magos y a un guardián de las estrellas uniéndose como un ejército contra una fuerza opuesta de lo que parecían ser "demonios" voladores con forma de insectos que protegían tres cubos plateados, que se mostraban de manera prominente en el mural.
Por increíble que fuera esa vista improbable, lo que atrajo la mirada de Diana y envió un escalofrío por su espalda una pintura de una criatura con cuernos y armadura, que sostenía una representación de esos tres cubos fusionándose en uno.
Steppenwolf era el nombre de la criatura.
Sobre él había un símbolo como el omega griego con un intrincado diseño a su alrededor. El símbolo era un nombre, y ese mismo nombre provocó un miedo inesperado en el corazón de Diana.
-DARKSEID...
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Justice League: El Régimen Omega
FanfictionEl mal ha ganado. En el espacio, las Star Sapphires y los Green Lanterns han sido destruidos por los ejércitos de Apokolips. Y en la Tierra, Superman ha muerto. Convencido de que la Ecuación Anti-vida esta en la Tierra, Darkseid ha lanzado un brutal...